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Con plastilina para que lo comprendan

Por Oscar Cubillos Pedraza - 27 de Julio 2022

Con los efectos que dejó la pandemia sobre las cadenas de valor, especialmente las dificultades en logística y suministro de materias primas y bienes finales, más la recuperación económica mundial, desde 2021 empezó a registrarse una importante subida de precios en todos los bienes y servicios, incluso en los autos usados. Quién lo diría.

Con los efectos que dejó la pandemia sobre las cadenas de valor, especialmente las dificultades en logística y suministro de materias primas y bienes finales, más la recuperación económica mundial, desde 2021 empezó a registrarse una importante subida de precios en todos los bienes y servicios, incluso en los autos usados. Quién lo diría.

Pues bien, los precios del novillo gordo, como el de las carnes, leche, huevos, no fueron la excepción. Subió su cotización desde Argentina hasta Canadá, desde Turquía hasta México, desde Indonesia hasta Egipto.

Si bien las causas de la subida de precios son múltiples y mundiales, en el caso colombiano, tal situación fue aprovechada por la industria frigorífica para señalar a las exportaciones de novillos en pie de ser la responsable de la escalada de los precios de la carne al consumidor. 

Claro una industria que aún mantiene importantes ineficiencias, y que destaca muy pocos frigoríficos de talla exportadora, depende en gran medida de adquirir una materia prima barata (novillo gordo) para lograr su competitividad. En otras palabras, la competitividad de la cadena de valor la tiene que poner el ganadero a costa de su propio ingreso.

Evidentemente lo que la historia ganadera nos ha enseñado es que cuando el precio del novillo gordo sube, el de la carne también lo hace. Industria, intermediarios, expendedores trasladan el alza al siguiente eslabón hasta llegar al consumidor, que resulta ser una acción de mercado normal.

Lo que es lamentable es que cuando el precio del novillo gordo cae, el precio al consumidor no lo hace. Lo registramos en agosto de 2009 con el cierre del mercado venezolano, o en 2018 con los brotes de fiebre aftosa, en donde el kilo del novillo en pie pagado al ganadero se desplomó, pero lo que se le cobraba al consumidor por un kilo de carne siguió para arriba.

Pues durante los dos últimos años me estuve preguntando si ocurriría la misma asimetría cuando el precio del novillo gordo empezará de nuevo a registrar bajas en su precio. La respuesta que hoy puedo dar es sí.

En el mes de junio el precio del novillo gordo comercializado en subasta registró una baja promedio de 1,6% respecto a mayo, mientras que el IPC de la carne de res, de acuerdo con la información del DANE, mostró una subida de 2,6% también frente a mayo. Durante julio, sin que haya terminado el mes, la caída en el precio del kilo del novillo gordo es de 3,6% frente a junio, pero el precio de la carne sigue al alza.

También durante los últimos dos años la gran mayoría de los frigoríficos expresaron la urgencia de regular, o más bien restringir, las exportaciones de animales en pie para bajar el precio del novillo, e inmediatamente este bajara también lo haría el de la carne. Pues hoy salgo a cobrar, pues en el último par de meses el precio del novillo gordo que va a faena ha caído más de 6% y el de la carne sigue al alza. ¿Entonces, para cuándo el ajuste de precios a la baja de la carne señores industria y expendios?

Ojalá la nueva ministra de Agricultura y el nuevo presidente les den un entendimiento ampliamente técnico a las asimetrías en la transmisión de precios en esta cadena de suministro, porque las restricciones al comercio generarían un daño inmenso al ingreso de pequeños y medianos productores que se han insertado mejor a las exportaciones en estos dos últimos años.

@ojcubillosp