default

El rol de las universidades en la formación de profesionales pecuarios y la transformación del sector ganadero

Por Carlos Germán Osorio Neira - 04 de Agosto 2020

En la próxima década se definirá el futuro de la ganadería colombiana, tendremos que empresarizar el sector, implementando al mismo tiempo modelos sostenibles de producción y formando el capital humano requerido, en esta forma podremos, al fin, ser jugadores importantes en el mercado internacional de la carne y conservar el mercado interno de leche.

Las nuevas generaciones de profesionales pecuarios tendrán la responsabilidad de liderar este cambio y a las universidades les corresponde darles la formación requerida, además de ser protagonistas en el proceso de transformación, de la mano con el sector productivo.

La magnitud del reto exige que las mejoras a nivel de predio, se visualicen como parte de un proceso de desarrollo regional, de tal forma que donde haya un profesional, no importa si es empresario ganadero, si trabaja en una UMATA, si es asesor particular o si tiene a su cargo un programa de Extensión rural, su trabajo sea ejemplo de ética, trasparencia y trabajo en equipo con todas las entidades del sector.

Es importante que quienes inician su vida profesional no se sientan dueños de la verdad, que estén dispuestos a aprender, en especial de los productores y trabajadores, con quienes se necesita intercambiar y construir nuevo conocimiento.

Las actividades humanas durante el presente siglo estarán marcadas, entre otros, por el Big Data, la Inteligencia Artificial y el Internet de las cosas, por lo cual el futuro profesional deberá ser experto en gestionar información y en el uso de las herramientas tecnológicas que surjan en el curso del tiempo.

Los nuevos egresados requieren fundamentos sobre sistemas de producción y temas empresariales, administrativos, financieros y de gestión ambiental, para que puedan entender cada uno de los procesos internos de la empresa (grande o pequeña) como parte de un modelo productivo pastoril y realizar análisis integrales, que les permitan implementar planes de mejora a mediano y largo plazo.

Estos profesionales necesitan aprender a usar las ayudas de laboratorio y a apoyarse en otros expertos cuando sea necesario, así como estar dispuestos a participar en investigaciones aplicadas, dirigidas a solucionar los problemas de los productores.

Las universidades también deberán repensarse, comenzando por privilegiar la calidad de la formación frente a los rendimientos financieros, estableciendo alianzas de largo plazo con el sector productivo, en el marco de programas de Extensión universitaria, mediante los cuales se vinculen permanentemente con las comunidades, contribuyendo a generar desarrollo y disponiendo al mismo tiempo de espacios de práctica para sus estudiantes. La implantación de un Año Rural sería una buena opción para ofrecer un primer empleo y reforzar la práctica profesional.

Un vacío identificado por los ganaderos que se dedican a la producción de carne (cría y ceba), es que no se están formando profesionales que sepan de este tema.

Así como hoy funcionan clínicas veterinarias en las facultades, podrían ofrecerse servicios de asesoría técnica a fincas, con enfoque integral, en los que participen los docentes, que además de ser brillantes master y PhD, requieren tener experiencia de campo para transmitirla a sus alumnos.

A fin de que los estudiantes realicen prácticas en los diferentes sistemas de producción que hay en el país, podrían suscribirse convenios entre universidades de distintas regiones. Sería ideal complementar estas acciones con intercambios y pasantías internacionales.

La transformación del sector ganadero exige que los productores entiendan la necesidad de empresarizarse y las universidades salgan de la comodidad de las aulas, pasando a liderar, de la mano con los gremios, procesos de desarrollo rural en los cuales sus egresados y docentes jueguen un rol determinante. Es el momento de demostrar, como viene sucediendo en otros países, que pueden ser los factores de cambio que Colombia necesita.