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El vínculo intergeneracional en la información

Por - 01 de Marzo 2023

En cualquier actividad del diario vivir la información es de vital importancia, pues garantizará eficiencia y oportunidad en la labor encomendada. Para las actividades mínimas de supervivencia necesitamos información: tomar el bus o el avión, ir al médico especialista, saber a qué velocidad conducimos.

Incluso para conquistar a la chica que nos gusta necesitamos información: que le gusta, que no, que lugares o platos de comida son de su interés, en fin. Toda actividad está rodeada de necesidades de información que le permitirán cumplirse bien. Éxito o fracaso dependerán de nuestro acceso a ella y de su calidad.

En el caso del acceso a la información sectorial de manera general en Colombia, no es fácil llegar a ella, no por situaciones de imposibilidad o barreras de entrada, sino porque no existe, no nos ha interesado construir series estadísticas o bases de datos sobre un tema, industria, empresa o sector. Sin embargo, es un problema generalizado para Latinoamérica, lo que no le reduce importancia a la problemática.

Es aún más complejo el acceso a la información en el sector agropecuario, tradicionalmente desconectado de los grandes centros de manejo de datos, cifras y conocimiento, es decir las ciudades. Pero todo esto cambió desde finales de los 80 con la llegada de internet. Aun así, hoy a pesar de existir tal herramienta de conectividad, en el sector rural no tiene la utilización deseada.

Factores de oferta y costo de un lado impiden su masificación, de otro lado elementos culturales de rechazo a usar tal instrumento reflejan la falta de relevo generacional en los campos. Los abuelos y muchos de nuestros padres no fueron educados con elementos de la tecnología de hoy. Sí lo fuimos nosotros, pero solo queremos estar en el campo para tomar el sol, no para darle labor.

Caso diferente es el del celular: tampoco nuestros abuelos crecieron con dicho artefacto, sin embargo, la simplicidad en su manejo ha hecho que hoy al país tenga más líneas telefónicas que personas. No indica esto que el uso de aplicativos estadísticos o de costos de la finca sean excesivamente complejos, pero nuestros abuelos y padres si lo perciben así.

Al respecto, es claro que las empresas agropecuarias y ganaderas, que algunos llamamos fincas, tendrán éxito en sus actividades económicas en la medida que creen, utilicen y analicen información. La propia, la ajena, y la útil. Para esto es necesario apelar a la tecnología, y para darle buen uso a ella lo primero es tener mente abierta al cambio.

Tarea difícil abrirse al cambio cuando siempre se ha hecho de una forma, la forma de la década de los 50 o de los 60. Los llamados a brindar ese cambio son las nuevas generaciones, totalmente adaptadas a los cambios técnicos y tecnológicos, con la restricción que a la mayoría solo les interesa lo urbano, nada de rural.

Es necesario entonces crear un vínculo intergeneracional en donde cada una de ellas, las viejas y las nuevas generaciones, tienen mucho que ofrecer para crear nuevo conocimiento y sobre todo eficiencia productiva.

Solo haga el ejercicio de sentarse en una tarde de charla con los abuelos y encontrará que existen diversas formas de hacer mejor, más rápido y más baratas las cosas; y si a eso le agrega el elemento tecnológico que las generaciones x, y, z, o millenial y centenials tienen en su cabeza, llegará a lo que nos hace falta: productividad y competitividad.