¿Por qué si los costos de producción de leche han aumentado en mayor proporción incluso que el índice de precios al consumidor, el reajuste de precios vía la fórmula establecida para determinar el precio del litro de leche que se le debe pagar al productor tan solo lo hizo en 1.2%, máxime que esta fórmula representa un avance significativo respecto a los sistemas de pago precedentes?
Esa es la pregunta que se hacen muchos ganaderos que no sienten que dicho aumento retribuya su esfuerzo productivo. Y es que en efecto, la variación establecida a partir del nuevo sistema de pago que entró en vigencia el 1 de abril pasado y con base en la cual el Ministerio de Agricultura reajustó oficialmente el precio de la leche al productor, 1.2 por ciento, fue inferior a la inflación de 2012 (2,44 por ciento).
Aumento que es insuficiente y desestimulante, y que tendría una justificación razonablemente válida por un aumento en la productividad de los eslabones de la cadena, trasladable a los consumidores. No obstante, ello no ocurrió así, menos aún luego de tres años continuos de desastres climáticos e importaciones desmesuradas. Un examen detallado de la información indica la posibilidad de aprovechamiento en el sistema de precios de la leche en contra del productor de leche y por tanto, la necesidad de revisar y blindar dicho sistema de toda eventualidad especulativa, alentada por la revaluación.
El primer elemento a considerar en este sistema de pago, es el índice de costos de producción de los ganaderos, cuyo peso en el sistema de precios es de 40,2 por ciento en el total. (Lea: Ganaderos del país denuncian que el precio de la leche sigue bajando)
De acuerdo con la información de la Unidad de Seguimiento de Precios (USP), tales costos aumentaron en 2012 alrededor de un 5,4 por ciento. Apenas razonable, luego de dos oleadas invernales y de la necesidad de recuperar praderas, inventarios e infraestructura. El otro componente del sistema, el índice de IPC de los lácteos, con un peso de 26,7 por ciento en la conformación del precio final, tuvo un desempeño positivo de 1,7 por ciento en el año 2012, explicable por los reajustes en los precios al consumidor en otros derivados lácteos y en la leche líquida.
El siguiente componente importante en el sistema es el índice de costos de los productos procesados en planta (denominado MIX), los cuales, con un peso de 26,9 %, crecieron cerca del cero por ciento. El MIX desagregado muestra que de manera inusual para un año de auge económico, fue la leche en polvo la que jalonó los precios a la baja en el segundo semestre del año (tres por ciento). Los altos volúmenes de leche en polvo importada presionaron el valor del MIX a la baja, a la vez que contribuyeron con el incremento de los inventarios. Tales importaciones de leche fueron alentadas por el diferencial de precios interno y externo por litro de leche en un entorno de revaluación galopante.
Las variables comentadas hasta el momento, que representan un peso de 93,8 % en el sistema de pago, habrían dado lugar a un incremento en los precios al productor del orden del 2,5 %. (Lea: Ganaderos consideran irrisorio aumento en el precio de la leche)
No obstante, la alta sensibilidad e incidencia de los inventarios en el precio final, pese a su baja ponderación (apenas del 2,9 %) indujo que por su rápido crecimiento (64 % en el índice de inventarios), alentados por las importaciones desmesuradas, el precio al productor se reajustara no en el 2,5 % previsible, sino en 1,2 %. En otras palabras, los inventarios impactaron a la baja el reajuste de los precios, en al menos en un 50 % de las posibilidades de ajuste potencial.
Aunque los precios internacionales no tuvieron mayor incidencia en las modificaciones de precios al productor, cabe señalar que las importaciones llegaron a su nivel más alto cuando el diferencial de precios interno y externo llegó a su punto máximo (primer semestre del 2012). Con una tasa de cambio corregida, los productores colombianos serían competitivos a nivel internacional y las importaciones no habrían sido de esa magnitud.
Las conclusiones son, de una parte, que no hay aspectos endógenos a la producción que sustenten un bajo reajuste en los precios para los productores de leche. Que el actual sistema de pago al productor de leche es un avance importante, que debe preservarse. Ello no impide desconocer su vulnerabilidad, en tanto que una variable de bajo peso puede incidir en tal proporción en el nivel de los reajustes. Que es necesario cerrar el paso a un manejo especulativo de los particulares, en este caso mediante el cálculo de los inventarios exclusivamente sobre la base de la producción nacional. (Lea: En más de $70 pesos bajó el precio del litro de leche pagado al productor en Colombia)
Otras posibilidades serían, 1) colocar un techo a la variable susceptible de manipulación y/o 2) sustraer del cálculo los factores (como las importaciones que exceden el crecimiento normal) que han inducido tales distorsiones. Que el reciente repunte de los precios internacionales de la leche no podrá contener del todo estos ataques especulativos en tanto la revaluación subsista en los altos niveles actuales. Por último, sugerimos que una vez corregido y blindado el sistema de pago al productor, se considere la posibilidad de hacer una revisión de precios al productor a más tardar en diciembre del 2013, para que los nuevos precios entren en vigencia desde enero del 2014.


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