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Infausta recompensa

Por CONtexto ganadero - 04 de Septiembre 2020

Pese a tener un inicial pronóstico “reservado”, el primer ciclo de vacunación contra la Fiebre Aftosa y la Brucelosis bovina se llevó a cabo en todo el territorio nacional desde el 18 de mayo hasta el 24 de julio de 2020

Por: Rafael Torrijos Rivera, Comité Departamental de Ganaderos del Caquetá/Secretaría Técnica Ganadera Caquetá.

Y, ante la coyuntura mundial de la pandemia, como no tener una mirada escéptica en relación con el normal desarrollo de la jornada de inmunización del hato bovino, aun cuando es ya bien conocida por los ganaderos y por el país productivo, su conveniencia como factor habilitante para la exportación de dos productos claves y estratégicos para la ruralidad: la carne y leche colombianas.

En efecto, iniciamos el compromiso del primer ciclo del 2020, en medio de la más dura crisis de movilización como consecuencia de las tan inminentes como pertinentes medidas de bioseguridad para intentar mitigar el crecimiento desbordado de la pandemia. No obstante, tras un trabajo intenso y prolijo, FEDEGAN estructuró de la mano del Ministerio de Salud y Protección Social, un estricto protocolo que permitiría, como en efecto lo hizo, la segura presencia de los vacunadores oficiales de la campaña en cada uno de los predios ganaderos, en cumplimiento del compromiso de Colombia con los organismos mundiales de sanidad animal por mantener los niveles de vacunación, luego de haber recuperado el estatus sanitario de “libre de Fiebre Aftosa” perdido meses atrás cuando se le usurpó a FEDEGAN el manejo del proceso de vacunación, en un hecho provocador de lamentable retroceso para la ganadería nacional.

Pero muy pronto, el pronóstico del ciclo pasó de reservado a muy favorable. A su cierre, el éxito es incontrastable: se vacunaron 27,9 millones de bovinos y bufalinos, el 98% del hato nacional, llegando a más de 617 mil fincas, es decir, el 96,7% de los predios ganaderos colombianos.

Para el Caquetá la situación es aún más digna de resaltar, toda vez que en medio de retos como la restringida movilidad por el Covid19, el estreno de los dispositivos móviles de captura (que permitieron reemplazar el registro de vacunación en papel por un sistema en línea), y una feroz oleada invernal, se logró incrementar la cobertura vacunal de los bovinos en 9%, pasando del 88 al 97%; y para el caso de los predios, pasando del 82 al 95%, significativos hechos que blindan a un departamento “despensa nacional”, que alberga el 7% del hato bovino colombiano, y desde donde se ordeñan diariamente casi 2 millones de litros de leche.

Este positivo balance es el resultado de la alianza entre el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural a través del Instituto Colombiano Agropecuario ICA, con FEDEGAN-Fondo Nacional del Ganado, y sus gremios regionales aliados, quienes son los directos responsables del desarrollo local de esta campaña, en un proceso de alto compromiso técnico y humano, que hoy soporta la posibilidad de apertura de nuevos mercados internacionales.

Sin embargo, como infausta recompensa a tan significativo resultado, el contralor delegado para el sector agropecuario ha decido cuestionar (mediante hallazgo con presunto alcance fiscal y disciplinario) la ejecución de los gastos administrativos que le permiten a los gremios regionales ejecutores, para las sedes de esta campaña, el reconocimiento del arriendo, el pago de sus servicios públicos, y el mantenimiento de la cadena de frío para la vacuna.

Sorprende, cuando menos, que el mismo contralor delegado para quien en vigencias anteriores no hubo reparo alguno con la ejecución de estos recursos de operación, ahora pretenda que a los gremios locales se les entregue la más importante función pública de salvaguarda de la sanidad bovina colombiana, sin acompañar esta designación, de la debida asignación de los recursos mínimos para su desarrollo.

En cualquier caso, la ganadería no se detiene y seguirá resistiendo este tipo de embates, con el mismo carácter, coherencia y fuerza decidida por el desarrollo productivo y la dignidad ganadera colombiana.