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La transparencia y el consumo responsable

Por - 28 de Febrero 2013

Por estos días el mercado mundial de la carne vive las consecuencias del hallazgo de carne de caballo en productos procesados que se comercializan en la Unión Europea, uno de los jugadores del comercio mundial cuya industria alimenticia se basa en la transparencia en la cadena de producción para mantener a su consumidor con el mayor conocimiento posible del producto que utiliza para alimentarse.

Los efectos empresariales, políticos, institucionales y económicos tras este hallazgo para el comercio aún están por conocerse, sin embargo cabe mencionar que a nivel empresarial, Nestlé ha sacado del mercado las líneas de producción afectadas por el hallazgo (Buitoni Beef Ravioli y Beef Tortellini) en tanto la multinacional JBS ha decidido suspender la comercialización de sus productos procesados, teniendo en cuenta que una de sus filiales en Alemania estaba incluyendo carne de caballo en los procesados que vendía. (Lea: Nestlé y JBS retiran productos por escándalo de carne equina)

Este entorno de crisis, sin embargo, no se centra en el aspecto sanitario del consumo de carne de caballo, teniendo en cuenta lo sostenido por la Agencia de Alimentación Europea: este tipo de carne no representa ningún riesgo para la salud humana.

Lo que sí denota este hecho, son las fallas durante el procesamiento y etiquetado dentro de la industria alimenticia europea, y la necesidad de transparencia en los procesos, un requisito para el consumidor de talla mundial, con un interés ávido por conocer la trazabilidad y los beneficios de los alimentos que compra y consume. (Lea: EE.UU. no comprará productos cárnicos de países afectados por escándalo de carne de caballo)

Prepararse para el comercio mundial desde el sector ganadero requiere la excelencia. Para ello es importante la transparencia en los procesos industriales cárnicos, siendo uno de los elementos fundamentales la formalización en la cadena, que garantiza que los procesos son los adecuados para el consumo nacional e internacional a partir de la inspección, la vigilancia y el control de los procesos.

El seguimiento hace que la cadena productiva sea un negocio rentable para el expendio, para el productor y para el consumidor, con unas reglas claras y con una rentabilidad para todos los eslabones de la cadena atendiendo las necesidades de la demanda.

Una cadena confiable resulta en un producto seguro para el consumidor, y en un mundo donde lo competitivo rebasa lo numérico, la calidad y la confianza son valores agregados importantísimos para cualquier negocio.

Asegurar la calidad en la producción del ganado colombiano requiere que cuando se le otorgue valor agregado en los procesos de transformación, se pueda garantizar su tratamiento adecuado en la industria, en el expendio y en la mesa para que su condición de producto alimenticio se respete y se pueda disfrutar. (Lea: El escándalo europeo sobre carne de caballo reaparece en Francia)

Nuestro sector y nuestra realidad tienen la tarea de considerar a la ganadería y al sector cárnico como actores de una transacción económica, la carne de res no solo es un bien de consumo, es una realidad productiva en términos de calidad, de nutrición, de medio ambiente y de salud, una realidad que por su complejidad requiere que sea transparente para que siga siendo la fuente de proteína más significativa, basada en la confianza del consumidor que está cada vez más dispuesto a informarse.

Es un desafío que nos trae la globalización y un incentivo para trabajar en nuestras falencias.