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Lo imprevisible

Por Miguel Gómez Martínez - 06 de Marzo 2020

Los economistas tendrán que recalibrar sus modelos y revisar los escenarios de proyecciones.

Algunos creen que es lo peor de la economía. Otros ven lo que la hace maravillosa. Me refiero a la imposibilidad de incorporar factores que no tienen nada que ver con las variables macroeconómicas tradicionales.

¿Quién pensó que tendríamos una pandemia? ¿Cuál economista vislumbró en sus proyecciones este imponderable? ¿Cuántos fenómenos no económicos escapan al análisis, pero tienen mucha incidencia en el crecimiento de las economías? Para los que creen en la ciencia dura, esto resulta desesperante. Para los que valoramos el carácter social de la economía, es lo que resulta apasionante.

El virus era previsible pues sabemos que las pandemias son fenómenos que azotan, con regularidad, a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Producen terror porque nos recuerdan la vulnerabilidad de nuestras vidas y transmiten un sentimiento de impotencia.

Esta es menos mortal que otras que hemos observado en tiempos recientes lo que no quiere decir que se pueda tomar a la ligera. Pero estamos en el mundo de las redes y todo fenómeno, así sea en la China que controla sus mensajes, tiene una capacidad de expansión comunicativa exponencial.

Lo que es letal es el efecto viral de las noticias, que no pueden ser verificadas, y que causan pánico. Vivimos una época donde la comunicación determina muchos fenómenos y el coronavirus es un ejemplo de ello.

Los efectos económicos pueden ser preocupantes. Hay que iniciar por el impacto en el crecimiento chino, que es inevitable. Dado que la China ha sido la locomotora del crecimiento mundial en las últimas décadas, las malas noticias generan un nerviosismo que se refleja en varios mercados. Para nosotros lo más grave es el precio del petróleo que afecta a Ecopetrol y a las finanzas públicas.

Pero los demás productos básicos también son sacudidos pues la China es un masivo importador de todo tipo de materias primas provenientes del mundo emergente. El impacto se sentirá en todas las latitudes obligando a revisar las proyecciones de crecimiento y de empleo. Lo cierto es que muchas empresas proveedoras chinas operan a media marcha y tiene problemas con el cumplimiento de sus despachos. Sus efectos se sienten en las cadenas logísticas que están sometidas a mucha presión.

El Wall Street Journal estima que el movimiento de contenedores por el puerto de Los Ángeles, el más importante para el comercio con China, cayó un 25 por ciento. La movilidad es la primera víctima en un efecto pandémico.

Transporte y turismo son otros damnificados del virus. Los gobiernos tienen que apretar los controles y eso refuerza el temor general. Los eventos internacionales asumen la presión de las autoridades que quieren minimizar los riesgos y muchos han sido cancelados o postergados. Incluso los Juegos Olímpicos de Japón están en suspenso.

Los economistas tendrán que recalibrar sus modelos y revisar los escenarios de sus proyecciones. Vendrán medidas para contrarrestar el efecto económico del virus Covid-19. Seguramente bajarán las tasas de interés y es probable que el dólar se valorice.

Un cambio imprevisto de entorno es siempre una lección de humildad para los que se ganan la vida haciendo pronósticos.

Miguel Gómez Martínez

Presidente de Fasecolda

[email protected]

Portafolio, marzo 03 de 2020