Alfonso Santana Díaz

Lo que el bueno del PIB no deja ver

Por Alfonso Santana Díaz - 27 de Noviembre 2025


El sector agropecuario está de plácemes y, por supuesto, también el gobierno. La razón, el crecimiento de las exportaciones agropecuarias de Colombia el periodo enero - septiembre de 2025.

El último informe del DANE - DIAN señala que en este período las exportaciones del grupo de productos Agropecuarios, alimentos y bebidas presentaron un crecimiento de 36,5 % frente al mismo periodo de 2024, que sumaron US$11.385 millones FOB. Explica que es el resultado principalmente del aumento de ventas de café sin tostar descafeinado o no (79,6 %) y aceite de palma y sus fracciones (83,7 %) las cuales contribuyeron en conjunto con 25,9 puntos porcentuales a la variación del grupo

El sector ganadero bovino también lo está celebrando. Las cifras de la Oficina de Estudios Económicos de Fedegán, elaboradas con base en las estadísticas del DANE, muestran que las ventas internacionales de carne, vísceras, animales vivos y lácteos en ese mismo período ascendieron a USD 319,3 millones. Se exportó 25.105 toneladas de carne a más de 20 países por un valor de 121,5 millones de dólares. Esta cifra es superior a la de todo 2024 en donde se llegó a 24.769 toneladas por USD 106,5 millones. ¡Más y mejor precio!

Al observar más detenidamente las cifras y compararlas con la de igual periodo (enero-septiembre) de 2022, encontramos varios aspectos relevantes que, unidas al tema fiscal y a las perspectivas de inflación, advierten un panorama catastrófico.

Un primer aspecto es que pasamos de exportar US$43.829 millones de dólares entre enero y septiembre de 2022 a US$ 37.310 millones en igual período de este 2025. Lejos de mejorar, dejamos de exportar la suma de 6.519 millones de dólares en bienes producidos en Colombia. Es decir, retrocedimos cerca de 15 % en sólo tres años.

El retroceso se viene dando en el grupo de productos “Combustibles y productos de industrias extractivas”, otrora brazo financiero del Estado y de apalancamiento del resto de la economía. Eso de convertirnos en el país salvador ambiental del mundo nos está pasando una costosa factura. Este grupo pasó de generar exportaciones por valor de US$ 24.780 millones en 2022 (enero-septiembre) a sólo US$ 14.385 millones. Su actividad comercial exportadora se contrajo en 40,8 %, que son 10.119 millones de dólares. Y pensar que el progresismo colombiano quiere darle aire al venezolano comprándole gas a como dé lugar, que, de igual manera, impacta el ambiente sin importar donde sea producido.

Otro grupo que ya da muestra de cómo lo han molido es el de “Manufacturas”. Pasó de exportar 7.998,7 millones de dólares en 2022 a 8.118,7 millones de dólares: ¡un lánguido crecimiento de 1.5 %: sólo 120 millones en tres años!

Frente a esas cifras el sector agropecuario podría mostrarse victorioso, pues su participación en el valor FOB de las exportaciones registradas en enero-septiembre de 2022 pasó de 20.3 % a 30.5 % en 2025, mientras el sector de los combustibles pasó de 56.5 % a 39.3 %, y el de manufacturas de 18,2 % a 21.8 %.

Las exportaciones del grupo Agropecuarios, alimentos y bebidas muestran un aumento importante en valor de las exportaciones, pues pasaron de US$8.889 millones en 2022 (enero-septiembre) a US$ 11.385 millones este año. 28,1% de aumento, que equivale a US$2.497 millones. Su dinámica se vio impulsada especialmente por buenos precios internacionales (principalmente los del café), y no en la política pública como argumenta algún funcionario de Estado señalando que ya se están viendo los resultados de los Planes Departamentales de Extensión Agropecuaria (PDEA). ¡Es la economía, estúpido!, tomando prestado el slogan de la campaña de Bill Clinton en 1992 para centrar su mensaje en los problemas económicos que enfrentaba Estados Unidos en ese momento.

Problemas económicos como el déficit fiscal, el manejo de las finanzas públicas, el endeudamiento del país, y la definición del salario mínimo, para señalar solo unos pocos, pesan fuertemente sobre el futuro de la economía colombiana. Sobre los dos primeros se prevé que generarán, a muy corto plazo, un aumento de inflación. Para su contención el Banco de la República se verá obligado a mantener o elevar la tasa de interés como medida contra cíclica. La negociación del salario mínimo muy seguramente termina con otro decretazo, como le gusta al gobernante, que ya dijo que hará un aumento que lo recuerden. Y todo eso se llama costos de producción y menos competitividad, sin olvidarnos de la fuerte apreciación del peso.

Ese gran desempeño del sector agropecuario será entonces, neutralizado por la sombra de la inflación que ya se pronostica por el desbordado gasto público. El buen PIB que se registró al final del tercer trimestre (3,6 %), no nos está permitiendo ver esa atonía del aparato productivo. El año 2026 y siguientes no pintan bien, pues se recibirá un Estado fofo, con una estructura fiscal empeñada, sin capacidad de inversión, y con la anomia propia del progresismo y la dictadura de las minorías.