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Muy madrugadores

Por - 15 de Marzo 2023

Un estudio reciente de World of Statistics nos contó esta semana que Colombia es el país más madrugador del mundo, pero a su vez, el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también nos indicó que nuestro país es el menos productivo de este club de países.

Seguramente no seriamos tan madrugadores si las mismas circunstancias no nos hubieran obligado ¿cuáles? En el grueso de la vida urbana sin duda la movilidad es el factor más relevante, pues cada vez madrugamos más y más para evitar trancones y esquivar las mismas medidas restrictivas que mandatarios locales han impuesto, aun así, es inevitable ya encontrar a las 4:30 am los tacos, embotellamientos, congestiones, atascos… las ineficiencias de los bienes púbicos y del Estado.

El factor seguridad también es relevante. Pues la percepción es que, entre más luz o cercanía a la luz del día, las condiciones de seguridad serán más favorables. Madrugamos entonces más, aun así… pues ya sabemos cómo va el país en materia de orden público. Pero tampoco podemos desconocer que por nuestra cultura latina tenemos mayor propensión a socializar y a desenfocarnos de nuestros objetivos laborales.

De hecho, con los escenarios más críticos de pandemia en 2020 en donde hubo total aislamiento y cien por ciento de trabajo en casa, la productividad se incrementó en cerca de 30%.

Al contrario, en el caso rural es en donde encontraremos más personas disciplinadas, tanto en el hábito de madrugar como en el firme propósito de ser más productivo. Lamentablemente si en lo urbano la deficiencia de bienes públicos es amplia en nuestros campos será absoluta: vías terciarias en mal estado y total abandono, ausencia de distritos de riego y de infraestructura, y sobre todo una constante en la inseguridad que de hecho se incrementa cada vez más.

Pero pesa bastante en la falta de productividad rural y especialmente agropecuaria, la falta de modernización tecnológica, que incluye un componente inmenso de conocimiento. Nuestros hombres y mujeres del campo madrugan a trabajar la tierra, pero con las mismas herramientas de los años 60 o 70. ¿cuántas unidades productivas pueden acceder a un tractor, o cuántas tienen cobertura de internet? ¿cuántos de nuestros productores saben manejar un Excel para llevar sus cuentas?

En ese sentido, los objetivos de la política pública que hoy se encuentran en el Plan Nacional de Desarrollo – PND, o al menos en sus bases; plantean elementos que van desde el derecho a la alimentación, que pasa por convertir al país en una potencia agroalimentaria; hasta la transformación productiva. Sin embargo, en las discusiones de la realpolitik, y con precisión el articulado del PND no se ven elementos catalizadores que lleven al país rural a esa modernización tecnológica y a ese avance en infraestructura que nos saque del atraso.

Mientras que el pensamiento dirigente es el de gastar 28 billones de pesos para soterrar el metro de Bogotá, el país rural adolece de una cantidad de inversiones que no se han realizado al menos en los últimos 60 años. Solo con que las zonas rurales del país y sus cabeceras municipales tuvieran acceso a una red de internet eficiente, les permitiría a los productores tener a la mano nuevas herramientas de conocimiento dado el mismo déficit en cobertura y calidad de la educación rural.

Mientras tanto seguiremos madrugando para tratar de compensar la ausencia de Estado, imaginando que podemos ser más productivos a punta de azadón y una yunta de bueyes.

@ojcubillosp