default

No es jugando monopolio

Por - 28 de Febrero 2023

Con la alta depreciación que el peso ha sufrido en el último par de meses, 13% desde fines de agosto hasta la última semana de octubre, se reflejan varias situaciones de la economía colombiana en un escenario macroeconómico sensible de cara a una posible recesión en 2023.

Si bien hay diferentes variables que impulsan la depreciación de nuestra moneda, y que están fuera de nuestro control, como la subida de tasas de interés en el mercado monetario de EE. UU., que impulsa la salida de capitales en búsqueda de una mejor remuneración, o las mismas expectativas de un escenario de estanflación el próximo año que hacen que los capitales busquen mejor refugio; no se puede desconocer que en la política económica interna hay varios “mea culpas” por reconocer.

Lo primero es la falta de certidumbre en los anuncios de los encargados de la política pública. Mientras que algunos tratan de dar tranquilidad a los mercados otros se dedican a espantarlos, y eso en buena medida tiene que ver con la aprobación, o no, de nuevos contratos de exploración y explotación petrolera, gasífera y carbonífera. Ante la falta de seguridad para continuar con nuevos negocios muchos capitales han decidido marcharse poniéndole presión al alza a la tasa de cambio.

Claro, para el sector exportador una tasa de cambio alta hace más competitivos sus productos, además que permite obtener más pesos por cada dólar internado. Sin embargo, nuestra economía ya hace varios años mantiene una balanza comercial deficitaria lo que indica que dependemos en buena medida de importaciones de materias primas y de bienes finales que cada vez se encarecen más por cuenta del dólar.

En otras palabras, puede que a los sectores exportadores la tasa de cambio les favorezca, pero en general la economía doméstica se resiente, situación que al fin y al cabo en algún momento pasa factura al mismo sector exportador.

Lo que bien deben evaluar los policy makers es que necesitan estructurar rápidamente los planes de exportación de diferentes productos con gran potencial exportador, esto con el fin de reemplazar paulatinamente la entrada de los dólares petroleros y mineros.

Hace ya varios años, en 2008, el gobierno de la época estructuró una estrategia país que se llamó Programa de Transformación Productiva, identificando los sectores con mayor potencial exportador del país, incluidos algunos agroindustriales en donde se encontraban palma, aceites y grasas vegetales; cacao, chocolatería y confitería; camaronicultura; y carne bovina.

Hoy, aparte de cuál gobierno haya diseñado las estrategias, deben retomarse tales políticas de impulso a estos y otros sectores agro que en la última década han mostrado y aprovechado su potencial pero que requieren mayor articulación con las políticas e inversiones estatales para duplicar o triplicar sus envíos al exterior.

Mientras avanza la política de tierras, hay que generar eficiencias, mayor productividad y competitividad en las tierras que se encuentran en uso, y en la medida que se diversifique y amplie nuestra canasta exportadora, el impacto de dejar de producir petróleo o carbón no será tan severo como el que hoy estamos viviendo.

@ojcubillosp