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Ojo con la propuesta, el mercado no funciona por decreto

Por - 19 de Octubre 2022

Hace unos días escuchaba a la señora ministra de Trabajo realizar una propuesta que, para cualquier persona desprevenida, que no tenga en su cabeza algunos elementos básicos de funcionamiento económico, podría parecer atractiva, lógica e incluso justa.

Se refería ella a que los precios de los bienes de la canasta familiar deberían congelarse, esto con el ánimo de controlar la inflación y evitar mayor pérdida del poder adquisitivo de las familias. Si bien concuerdo con ella en el objetivo, difiero totalmente del método; y si no hay método es muy difícil alcanzar el objetivo.

Congelar un precio en una situación inflacionaria, como la que vive el mundo, en donde todo está caro, ocasionaría que suban los precios aún más. ¿por qué? Porque si los precios congelados están por debajo de unos costos no congelados se desestimula la producción pues no se obtiene una ganancia, generando mayor escasez e induciendo a precios más altos, es decir mayor inflación.

Solo es de recordar que, en Venezuela, el presidente Chávez optó por una estrategia idéntica de congelar precios en alimentos y bienes básicos, lo que ocasionó escasez absoluta de ellos y un crecimiento desbordado de la inflación que todos conocemos. En otras palabras, el mercado no funciona por decreto.

Lo que sí resulta muy grato es que el Gobierno Nacional ya haya entendido que la situación de inflación que vive el país tiene su grueso de causa en la situación geopolítica mundial, especialmente por los desajustes en oferta de muchos insumos y materias primas por cuenta del mal proceder de Rusia sobre Ucrania; sumado a la crisis logística y de contenedores, que esta sí, parece ya estarse superando.

En ese sentido, resulta muy bueno que ya se haya desvirtuado la falsa narrativa que algunos, mal intencionados pero conocidos, colocaron en el ambiente, señalando al sector ganadero y sus exportaciones como responsable de la subida del precio de la carne. A propósito, desde fines de mayo hasta la primera semana de octubre el precio del novillo gordo disminuyó 14% pero el de la carne se incrementó 5%.

Pero volviendo al tema de congelamiento de precios, ya sabemos que no es el método correcto. Lo que sí podría resultar útil, como ocurrió la década pasada al implementarse sobre drogas y medicamentos veterinarios, es la política de libertad vigilada de precios, en donde los comercializadores están obligados a reportar sus precios de compra y precios de venta con el fin de evitar especulación, esa especulación que hoy seguimos viendo en el precio de la carne, por ejemplo.

Evidentemente esto requiere una importante carga de supervisión por parte del Gobierno Nacional, pero al fin y al cabo resultaría temporal mientras la inflación es controlada de nuevo. Menor inflación dará como resultado que las tasas de interés puedan disminuir de nuevo, promoviendo el consumo y así poder afrontar con menores esfuerzos fiscales la recesión mundial que ya se asoma en 2023.

@ojcubillosp