El alza de un mes a otro es histórica. En tiempos recientes se dio una de $32 por litro en enero de 2016, cuando también se registraba un fenómeno de El Niño, y hacia atrás una de $28 en febrero de 2008 también por factores climáticos.
¿Pero por qué sube el precio en tal proporción si entre octubre de 2018, cuando inició El Niño, y febrero de 2019 el precio del litro descendió en promedio $1 por mes? La respuesta es elemental: en este lapso la industria echó mano de sus inventarios y cuando llegó el nuevo año se apoyaron en la importación de productos lácteos vía cupos de Tratados de Libre Comercio.
Pero la situación cambió para marzo. Los cupos se agotaron y los inventarios descendieron a un nivel que podría resultar crítico para la industria. La única opción fue la de salir a acopiar de nuevo, a sabiendas que el tema climático influyó para que cayera el nivel de producción de leche. Consecuencia inmediata: subida de precio.
Ahora bien, al compararse el acopio de marzo de 2019 frente al de 2018 muestra una caída de 11 %, que sumado al alza en el precio, termina evidenciando una disminución en la oferta. ¿Cómo puede explicarse que en un país que produce 7.257 millones de litros, y que apenas acopia 3.414 millones litros, este registrando falta de leche, como para que su precio suba 5,4 % en apenas un mes?
El asunto es que la leche producida en Colombia termina llegando al consumidor por “x” o “y” canal, el que sea; y la caída en la producción les pega a todos. Así las cosas, no solo la oferta que llega a la industria formal ha registrado subida en sus precios, sino que las centrales mayoristas e incluso los canales informales, de los que se puede tomar algún tipo de información, muestran alzas.
Incluso el DANE reporta en su IPC subidas en el precio al consumidor de 4 % para quesos, 2 % para leche, 3 % para mantequilla, y 1 % para otros derivados durante el primer trimestre del año.
Los factores extremos climáticos cada vez serán más intensos y tendrán mayor frecuencia, lo que terminará siempre generando desajustes en la producción. Pero es claro que los transformadores preferirán traer leche importada a más bajo precio como quedó demostrado en el primer bimestre del año cuando los precios internos lejos de subir, bajaron, a pesar que el verano fue más intenso. Además, en apenas cinco años ya se tendrá libre comercio en leche frente a EE.UU.
Lo que debemos evaluar es que el mercado colombiano se está configurando como un postre de tres leches que terminará siendo uno solo: el del precio interno formal, el precio interno informal y el precio internacional. La realidad es que el último terminará influenciando a los dos primeros.