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Un mal sabor

Por - 27 de Marzo 2013

El pasado jueves el Director del DANE Jorge Bustamante dio a conocer la tan esperada cifra correspondiente a la tasa de crecimiento del PIB en el 2012 y su revelación fue tan sorpresiva como sorprendente. Y no era para menos, habida consideración que los distintos analistas y centros de estudios coincidían en sus pronósticos, los cuales apuntaban a que el crecimiento de la economía estaría muy por debajo del 4%.

Hasta el propio Gobierno finalizando el año anterior había revisado, aunque a regañadientes, a la baja su meta de crecimiento del PIB del 4.8% inicial hasta el 4%.

Por su parte el Banco de la República (B de la R), después de haber revisado a la baja su proyección del crecimiento de la economía para el 2012  “siendo el más probable 3.6%”, muy por debajo de su potencial de crecimiento, que es del 4.5%. El Banco Mundial también metió basa en el asunto y bajó su previsión del crecimiento de la economía colombiana para el 2012 desde el 4.7% hasta el 3.5%.

Qué fue lo que llevó a esta pifia colectiva, en dónde estuvo la falla, qué impidió dar en el blanco de la cifra que ahora divulgaba el DANE? Al tratar de descifrar este acertijo nos topamos con un hecho que llama poderosamente la atención. El DANE había aplazado 8 días la acostumbrada rueda de prensa para dar a conocer los resultados de la economía en el 2012 y en el entretanto dio a conocer un boletín oficial según el cual al revisar el crecimiento del tercer trimestre, que había dado a conocer tres meses atrás, el mismo había pasado del 2.1% al 2.7%. Tal resultado de la revisión se justificó fundamentalmente con el supuesto comportamiento del sector de infraestructura, el cual después de una caída del -14.7% que se había reportado enantes ahora aparecía con un crecimiento inusitado del 4%. Una “imprecisión” de casi 19 puntos porcentuales (¡!), algo nunca visto. 

El estupefacto Director de Fedesarrollo Leonardo Villar no oculta su escepticismo frente al cambiazo de las cifras por parte del DANE, que por arte de birlibirloque dio al traste con toda humana previsión, que, como en La perrilla de Marroquín, “en más de una ocasión sale lo que no se espera”. Según él, “en el pasado hubo cambios, pero no como el de un sector en particular, obras civiles, que pasó abruptamente de una caída de 14.7% a un crecimiento de 4%”. Frente a este cuestionamiento, el Director del DANE se limitó a responder que “si la revisión pareció abrupta es porque la información está llegando tarde”. Respuesta ésta muy floja, que deja un sinsabor a los incrédulos analistas, sobre todo aquellos que, como el cofrade Alfonso Palacio Rudas, no tragamos entero. Los mismos a los que tildó el Presidente Juan Manuel Santos como “aves de mal agüero” por discrepar con respecto a la meta del Gobierno, al igual que lo hizo la Junta del B de la R, en donde tiene asiento el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas.

Gracias a todos estos malabarismos, además de un crecimiento del PIB en el tercer trimestre del año anterior del 2.7%, contra todos los pronósticos el crecimiento del PIB en el último trimestre del año terminó siendo más alto que el anterior, con un 3.1%. Ello fue, finalmente, lo que hizo posible estirar el crecimiento del PIB para el año completo hasta el 4%. Claro que los resultados de la tal “revisión” fueron más lejos al remontarse a un año atrás, pues a consecuencia de la misma el crecimiento del PIB en 2011 no fue del 5.9%, como lo había reportado el propio DANE en su oportunidad, sino del 6.6% (¡!). Vaya, vaya! Este deplorable episodio deja un mal sabor y despierta muchas suspicacias.

Conocida la noticia, el Presidente Santos, exultante, levanta los brazos, jubiloso, cantando victoria y a través de su cuenta en twitter trinó, diciendo: “muy buena noticia, economía creció 4% en 2012, nos llena de optimismo para seguir construyendo un país más Justo, Moderno y Seguro”. Pero, lo curioso es que se esté celebrando un crecimiento del PIB del 4%, que muestra una caída del ritmo de crecimiento de la economía bestial, desde un 6.6% en 2011 al 4%  en 2012(¡!). Ello más bien es motivo de preocupación, porque lo que pone de manifiesto es que el crecimiento de la economía se viene ralentizando, que se está acelerando la desaceleración de la economía.

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