El productor caldense consolidó el primer programa robusto de este tipo de leche en el país, liderando una alianza empresarial y productiva que hoy entrega 30.000 litros diarios. Gracias a genética avanzada y certificaciones rigurosas, su proyecto abre una nueva oportunidad para la ganadería nacional.
Para Alberto Hoyos, la historia de la leche A2 en Colombia comenzó mucho antes de que este concepto se volviera tendencia. Su proyecto nació en una finca con profunda tradición ganadera.
“Esta ganadería la llevamos a cabo en una finca que ha sido tradicionalmente de la familia. Esta finca fue de mi abuelo. Hace 85 años él compró esta finca donde desarrollamos este programa”, indicó.
Ese arraigo marcó el punto de partida de una transformación que hoy beneficia a productores, industria y consumidores. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Sabe usted de qué se trata la leche con beta-caseína A2?)
Hoyos explica que su acercamiento a la leche A2 empezó hace casi dos décadas, cuando viajaba frecuentemente a Brasil: “Trabajaba para Purina y en los viajes que hacía a Brasil conocí la leche A2. Había un productor que ya había empezado con eso y me entusiasmé”. Aquella primera inspiración terminó convirtiéndose en un modelo pionero para toda Colombia.
Desde entonces ha sido un camino largo, pero consolidado. Su marca San Origen y una alianza estratégica con Celema, la empresa transformadora de Manizales, permitieron escalar el negocio. A ellos se sumaron otros productores, también comprometidos con convertir sus rebaños a A2.
“Entre este grupo de productores obtenemos 30.000 litros de leche por día, un volumen significativo para que una empresa se meta en un negocio de estos”, afirma.

Alberto Hoyos cuenta con una producción de vacas girolando mejoradas para la producción de leche A2. Foto: Cortesía.
¿Qué razas maneja?
La finca está ubicada en Santágueda, municipio de Palestina (Caldas), a 1.000 metros de altitud. Allí operan con un hato de 1.200 animales —de los cuales 420 son vacas— y producen cerca de un millón y medio de litros de leche al año. El sistema está basado en vacas girolando y apoyado en biotecnología avanzada.
“Las reproducimos a través de fertilización in vitro, aspirando vacas gyr lechero con semen sexado de holstein, aprovechando toda la biotecnología disponible”, explica.
El ganadero cuenta con una certificación que lo acredita como productor de leche A2, y cuenta que la trazabilidad y las certificaciones son fundamentales para garantizar la confianza en este negocio.
“Brasil tiene buenas certificaciones mediante genómica individual vaca por vaca […] La certificación se renueva periódicamente, cada seis meses”, cuenta. (Lea en CONtexto ganadero: El queso más caro de Caquetá: hecho con leche A2A2 y valorado en $10 millones)
Europa y Estados Unidos tienen sistemas similares, y Colombia ya avanza en esa ruta: “A través de Asocebú ya hay auditoría y certificación de vacas A2 con laboratorios brasileños”.
Alberto Hoyos abrió camino en el país. Su proyecto no solo transformó la producción de su finca; también creó una nueva oportunidad para la ganadería colombiana, una con potencial de crecimiento, diferenciación y exportación. Su persistencia —como él mismo lo dice— ha sido clave para que Colombia empiece a escribir su propia historia en la leche A2.

La finca La Ruidosa recibió la certificación de Integral Certificações, en apoyo con Beba más Leite, por tener vacas con producción A2A2. Foto Cortesía.



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