'Horizontes' Francisco Antonio Cano
Foto: CONtexto ganadero.

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El campo colombiano tiene su espacio en el arte

Por - 17 de Febrero 2014


“Nuestra vida la vamos a iniciar allá”. Supongo que eso es lo que el hombre le dice a su compañera al levantar el brazo izquierdo señalando un espacio verde. Ella, entre sus brazos, lleva el futuro del agro colombiano. Así es ‘Horizontes’, un óleo sobre tela de 95 centímetros de alto, por 150 de ancho, pintado por Francisco Antonio Cano en 1913.

En la pintura Cano plasmó lo que fue la colonización antioqueña. Para muchos el óleo se convirtió en el símbolo de ese proceso que el país vivía en aquella época. De acuerdo con Roberto Luis Jaramillo, historiador colombiano, las movilizaciones de las familias de esta región produjeron el aislamiento de la situación sociopolítica que se presentó entonces. (Lea: "El Estado creyó que gobernar era producir prensa y se equivocó", Lafaurie)

'Horizontes' Francisco Antonio Cano, 1913. Foto: www.paradojasdelpaisaje.blogspot.com.

Es curioso porque después de 101 años siguen vigentes los desplazamientos forzados y la ausencia de políticas agrarias. Así lo dijo Rafael Mejía López, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, quien también aseguró que la ausencia del Estado colombiano es algo que no ha cambiado.

“El abandono por parte del Estado sigue igual y hay más desigualdad porque el Gobierno trata al campo y al sector rural como de segunda clase, no ha invertido lo suficiente para poder avanzar”, explica Mejía.

Vuelvo a la pintura 'Horizontes' y no cabe duda que como espectadora veo el reflejo de los miles de campesinos colombianos que aman su tierra y sueñan con cultivar en ella el alimento que los hará construir una familia.

Escuche la canción 'Ayer me echaron del pueblo' por Jose A. Morales. Foto: Agencia Colprensa.

Pero en el arte del país relacionado con el sector agropecuario, no solo hay espacio para la pintura, también se han creado obras literarias como el libro 'María', escrito por Jorge Isaacs en 1899. En ella se deja entrever parte del desarrollo urbano del país, y en 1992, en pleno auge de los largometrajes mudos, fue adaptada en 180 minutos por el cineasta español Máximo Calvo.  (Columna: Lineamientos para una política de Estado)

María, es la historia de amor con la que crecieron abuelos y heredaron nuevas generaciones para conocer la Colombia de antes, en la que en medio de las dificultades de vivir en el campo se añoraba que siguiera siendo la casa de la familia, de las raíces propias. Pero el cineasta Calvo, muy acertado en su apreciación del libro, llevó a la pantalla grande la esencia de María, como fue mostrar el desarrollo de la urbe y la llegada de campesinos a la ciudad, obligados a dedicarse a cosas diferentes a sembrar o arrear ganado.

Video: www.patrimoniofilmico.org.co

Sigo con la literatura y explorando me encuentro con la novela latinoamericana La Casa Grande, una obra que refleja la historia colombiana sobre la masacre de las bananeras. Un libro que mezcla sangre, muerte y dolor. Y aunque es ficción, su autor Álvaro Cepeda se basó en aquello que vivieron campesinos del país en 1928 cuando cientos de trabajadores pedían mejores condiciones laborales ante la empresa United Fruit Company.

Sobre la historia de las bananera todavía hay dudas sobre el número de muertos que hubo en Ciénaga, Magdalena. Las cifras oficiales hablan de solo 9 personas, algunas otras hablan de casi 3.000. Lo cierto, es que a raíz de esa masacre el pensamiento de los colombianos empezó a cambiar. Se entiendió que era necesario establecer nuevas reglas para quienes se desempeñaban en el campo. La población exigió cambios en la ley.

“El sector ha ido cambiando y hay varias características, desde los años 90 el área de cultivos transitorios se ha ido cayendo paulatinamente, pero todavía hay un 40 % vigente, el de café también y tiene un 12 %, mientras que el de cultivos permanentes ha subido pero un 15%. ¿Qué ha sucedido?, en esa época se producían 20 millones de toneladas de alimentos, hoy día 30,5 millones, es decir que la productividad ha mejorado”, comenta el presidente de la SAC.

'La casa grande', Álvaro Cepeda Samudio. Foto: www.puntodelectura.com.

Continúo con la literatura y exploro la historia del siglo XX, sobre 2 amantes que prefieren dejar la selva de cemento para estar en la selva amazónica. Arturo Cova y Alicia huyeron de la sociedad para buscar la libertad, la aventura y la riqueza en medio del caucho.

Se trata de La Vorágine, de José Eustasio Rivera, que refleja cómo la violencia rural obliga al campesino a descubrir nuevas formas de subsistir. (Lea: “La ciudad tiene que entender que el campo tiene su espacio”, R. Mejía)

“Si uno comparara lo que ha sido el campo, retratado a través de la historia que cuentan obras como libros, canciones o pinturas, en esos momentos, el país ni siquiera sabía qué tenía. Hoy día estamos haciendo después de 40 años un censo rural y agropecuario, que eso va a permitir enfocar las políticas de una forma más coherente, pero el gran cambio es la actitud del sector urbano hacia el país, hacia el sector rural”, afirma el dirigente gremial.

Foto: www.monsalve-jhon.blogspot.com.

'Cultiva el llano, recoge el fruto de tu sudor'

Como en la época de la colonia, en la actualidad las protestas continúan, pero estas han demostrado que son necesarias para ver la urgencia que hay por mejorar la situación agraria. Después de 100 años el país ha entendido que priman las reglas para asegurar la productividad y la competividad, que sin el campo y sin el campesino, muy seguramente podríamos estar viviendo un panorama precario: sin economía y sin libertad de ser.

Eventualmente cada uno va a necesitar un abogado, o un médico, o un arquitecto; pero la cotidianidad del campo se mira al desayuno, al almuerzo y a la comida y van a necesitar a un agricultor 3 veces al día, todos los días, por eso hay que conservarlos, no importarlos”, puntualizó Rafael Mejía.

En el país hay más pinturas, poemas, novelas, fábulas, películas, cuentos y esculturas relacionadas con la realidad de la zona rural, lo que demuestra que el campesino sigue siendo tema de inspiración de los artistas y sus obras se convierten en huellas que nos dicen que la historia se repite día a día: pobreza, desplazamiento forzado y falta de políticas públicas para el campo.

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