El Ejecutivo presentó al Congreso su nuevo proyecto de reforma tributaria, con el objetivo de recaudar 26,3 billones de pesos para el presupuesto de 2026, asegurando que no gravará la canasta básica familiar. Sin embargo, economistas y gremios alertan sobre el impacto que sí podrían sentir numerosos sectores, incluido el pecuario.
La iniciativa planteada por el Gobierno insiste en que los nuevos impuestos solo afectarán a los sectores de altos ingresos y a productos “nocivos”, aunque expertos advierten que sus efectos secundarios podrían golpear el consumo interno y, por tanto, el sector pecuario en todo el país.
El proyecto, presentado por el gobierno de Gustavo Petro, busca recaudar 26,3 billones de pesos, destinados a equilibrar el presupuesto nacional para 2026. (Lea en CONtexto ganadero: Ley de Financiamiento, una reforma tributaria disfrazada)
La tributación incluiría sectores como el financiero, hidrocarburos, empresas religiosas por actividades comerciales, renta de personas de altos ingresos, patrimonio, ganancias ocasionales, carbono, alcohol, tabaco, apuestas y plataformas digitales, así como eventos culturales o deportivos de alto valor —con boletas superiores a 470.000 pesos—.
El Gobierno ha sido enfático en que no aplicará IVA ni gravámenes a los alimentos de la canasta básica, incluyendo cereales, tubérculos, legumbres, frutas, carnes, huevos, pescado y lácteos.
Según el ministro de Hacienda, Germán Ávila, “la canasta familiar no se toca… no se va a gravar absolutamente ningún producto de la canasta familiar”. Además, el presidente Petro afirmó que la reforma “va hacia los más ricos del país”.
Argumentos desvirtuados por economistas y expertos quienes advierten las graves consecuencias de las aspiraciones tributarias del Gobierno.
Voces críticas
A pesar de las garantías oficiales, sectores críticos y expertos consideran que ciertos ajustes en el IVA, aunque no directamente sobre los alimentos básicos, podrían tener efectos indirectos en la calidad de vida de los hogares. Por ejemplo, podrían gravarse productos anteriormente exentos como insecticidas o alcohol.
Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, aseguró: “Es un proyecto aberrante que le mete la mano a todos los colombianos descaradamente”.
Por su parte, la senadora María Fernanda Cabal criticó que se eliminen beneficios tributarios para vehículos híbridos, que pasarían de un IVA preferencial al general del 19 %: “Predica sobre el cambio climático… pero ataca directamente a los vehículos híbridos”.
Economistas como José Ignacio López (Anif) advierten que subir impuestos a los superricos podría incentivar la fuga de capitales, lo que reduce la base impositiva sin solucionar el problema fiscal. (Lea en CONtexto ganadero: En nuevo documento la Andi reafirma que las reformas del gobierno Petro afectan el crecimiento económico del país)
Los mismos que se robaron la UNGRD, que dilapidan más de $14 billones en contratos de prestación de servicios, que abren embajadas y consulados para pagar favores políticos, y que organizan conciertos, almuerzos y lechona para llenar plazas públicas, ahora quieren sacarle más… pic.twitter.com/fem9kNJ4ff
— María Fernanda Cabal (@MariaFdaCabal) September 2, 2025
Impacto en el sector pecuario
El sector pecuario colombiano está compuesto en gran parte por pequeños y medianos ganaderos, quienes podrían verse indirectamente afectados por medidas como:
- Aumento en costos de insumos: Impuestos al agroquímico, combustible, plataformas digitales, transporte y servicios podrían elevar los costos de producción, afectando rentabilidad.
- Menor poder adquisitivo del consumidor: Si bien los alimentos básicos están exentos, el encarecimiento de productos complementarios y servicios puede reducir la demanda de productos cárnicos.
- Pérdida de competitividad: El encarecimiento interno frente a importaciones podría afectar a los productores nacionales, especialmente a los de menor escala.
Aunque no hay cifras concretas estimadas de posibles afectaciones al sector pecuario, el contexto económico y los pronunciamientos de gremios y expertos sugieren que los efectos indirectos podrían impactar negativamente a la cadena productiva ganadera.