En Europa crece su demanda y precio por sus propiedades nutricionales y funcionales. En Colombia apenas se está visibilizando su ingreso con propuestas inciertas y escasa producción nacional.
Aunque estudios científicos respaldan ventajas como la similitud con la leche materna humana, tolerabilidad en casos de alergia de proteína de vaca y efectos antiinflamatorios, Colombia aún no ha consolidado producción ni consumo regular de este lácteo. Emprendimientos internacionales, sin embargo, ya apuntan al mercado nacional.
Investigación científica
La leche de burra contiene un perfil de proteínas del suero más abundantes que la de vaca, incluyendo alfa-lactoalbúmina, lisozima, lactoferrina e inmunoglobulinas. Estas proteínas tienen actividad antimicrobiana, inmunomoduladora y podrían ayudar en la defensa contra patógenos.
El estudio científico “Donkey and goat milk intake and modulation of the human aged inmune response”, publicado en la revista científica digital “National Library of Medicine”, realizado con personas mayores, mostró que el consumo de leche de burra durante un mes modifica el perfil de citoquinas implicadas en la inflamación, aumentando algunas citoquinas “buenas” y reduciendo otras relacionadas con respuesta inflamatoria excesiva.
Además, de acuerdo con Lucy Acevedo, médico internista, residente en España, esta leche comparada con la de la vaca, tiene un contenido mucho menor de caseína, lo que facilita su digestión, especialmente para personas con alergias a la proteína de la leche de vaca (APLV). También posee vitaminas (A, B1, B2, B6, C, D, E), minerales como calcio y fósforo, y ácidos grasos insaturados, con un aporte beneficioso para la salud cardiovascular.
Producción, mercado y barreras
Hasta ahora, no se evidencia un consumo extendido de leche de burra en Colombia; no hay reportes confiables de cadenas de producción nacionales importantes, ni de productos comercializados de forma estable.
Una excepción es la empresa argentina Equslac, que ha manifestado interés en abrir operaciones en Colombia como parte de un modelo de franquicia y desarrollo de cuencas de producción. Equslac ya tiene en Argentina una planta pasteurizadora y ordeña unas 100 burras en ordeño (y 300 animales en total) con producción individual entre 0,5 y 1,5 litros por día, según el estado de lactancia, edad, dieta y época del año, entre otros factores.
Entre los desafíos para Colombia, están los elevados costos de producción, la logística para mantener condiciones sanitarias adecuadas, la baja productividad comparada con vacas, y la aceptación del consumidor, quien debe estar dispuesto a pagar precios mucho más altos por litro si la oferta es limitada.
Oportunidades futuras
En Europa, la leche de burra se vende a precios elevados. Según un artículo de DW, en portales de venta por internet, la ofertan hasta por 200 euros el litro, aunque esto depende mucho del país. En Croacia el precio puede rondar los 60 euros por litro.
Dichas cifras reflejan lo costoso que resulta producirla: la baja producción diaria de las burras, los cuidados sanitarios, y los gastos de transporte y conservación (porque debe mantenerse refrigerada o congelada) elevan el costo al consumidor final.
Esa barrera económica ha impedido su masificación.
Para Colombia, esto significa que, si se quiere apostar por esta alternativa, será necesario: Impulsar investigación local sobre rendimiento de burras en clima colombiano, adaptación nutricional y producción sostenible. Diseñar protocolos sanitarios específicos y regulaciones para estos productos; Generar conciencia del consumidor para que comprenda los beneficios, y esté dispuesto a pagar por estos productos especializadas. Fomentar alianzas público-privadas, subsidios o incentivos a pequeños productores para que puedan acceder a tecnologías de ordeño, pasteurización, transporte refrigerado, etc.