Su categorización según la etapa productiva es una práctica esencial en las fincas, ya que permite establecer manejos diferenciados que potencian la eficiencia reproductiva, nutricional y sanitaria del hato. En diálogo con CONtexto ganadero, el asesor técnico de cebuinos lecheros, Alonso Mejía Henao, nos explicó en detalle cada categoría y su importancia.
En los proyectos ganaderos, las hembras representan el corazón del sistema productivo. Su manejo adecuado garantiza la continuidad reproductiva, la estabilidad en la producción de leche y carne, y el sostenimiento genético del hato.
De allí que su clasificación por etapas de desarrollo no sea solo una formalidad, sino una herramienta que permite diseñar estrategias de alimentación, sanidad y reproducción adaptadas a cada momento de su vida.
Según el asesor técnico en cebuinos lecheros, Alonso Mejía Henao, “las categorías de acuerdo con su etapa productiva son: cría hembra, hembras de levante, novillas de vientre, vacas paridas (primíparas y multíparas), y vacas secas”.
Esta segmentación no solo facilita el manejo individualizado, sino que permite planificar los ciclos reproductivos y productivos de manera eficiente.
Conociendo cada categoría
La primera etapa corresponde a la cría hembra, que comprende desde el nacimiento hasta el destete, entre los 8 y 9 meses de edad. Aquí, el manejo sanitario y la nutrición son determinantes para asegurar un desarrollo saludable.
Posteriormente, las hembras ingresan a la fase de levante, que abarca desde el destete hasta el ingreso al programa reproductivo. Durante esta etapa, es crucial mantener una dieta balanceada y controles sanitarios que garanticen su preparación como futuras reproductoras.
La siguiente fase incluye a las novillas de vientre, es decir, aquellas que ya han sido seleccionadas para ingresar a un programa de reproducción. “Son animales que están en proceso de preñarse o ya lo están”, explicó Mejía.
Una vez la novilla pare, se clasifica como vaca parida, y dependiendo de si es su primer parto o ha tenido varios, se distingue entre vacas primíparas y multíparas. Cada grupo tiene requerimientos distintos, especialmente en lo que respecta a la nutrición y el seguimiento veterinario.
En los proyectos ganaderos, las hembras representan el corazón del sistema productivo.
Después del parto
Una categoría que suele ser subestimada, pero que cumple una función crucial es la de las vacas secas o “escoteras”, como se les llama en la región Caribe. Son aquellas vacas que ya han destetado una cría y que, aunque no están produciendo leche, se encuentran en proceso de preñez o en espera de ser nuevamente inseminadas. Esta fase es vital para permitir la recuperación del animal antes del siguiente parto.
“Las vacas secas deben recibir un manejo nutricional específico que favorezca el desarrollo fetal y la preparación del cuerpo para una nueva lactancia”, enfatizó Mejía Henao. Además, es el momento propicio para realizar ajustes sanitarios y aplicar planes preventivos que eviten enfermedades posparto.
En definitiva, comprender y aplicar correctamente la clasificación del ganado hembra en etapa productiva permite al ganadero no solo mejorar la salud y longevidad de sus animales, sino también aumentar la rentabilidad y sostenibilidad de su negocio. Una gestión inteligente parte del conocimiento, y clasificar adecuadamente al hato es el primer paso.