El éxito de la producción de carne y leche en el país depende de decisiones clave que inician con el cultivo de forrajes. Expertos como Ricardo Arenas Ovalle advirtieron que sembrar sin conocer el clima local, la altitud o el tiempo de suelo puede significar pérdidas millonarias y escasez de alimento para el ganado.
Cada año, miles de ganaderos colombianos enfrentan el mismo dilema, ¿cuándo y cómo sembrar para asegurar el alimento de sus animales? La respuesta está en comprender el comportamiento del clima y su impacto en el suelo.
De acuerdo con Ricardo Arenas Ovalle, médico veterinario, especialista y presentador del Manual Práctico Ganadero de Fedegán, en Colombia no hay estaciones, pero sí “ventanas de siembra”, en referencia a las dos grandes temporadas de lluvias que se presentan en el año.
“Nuestro clima tropical es bimodal, dependiente de las lluvias. Y aun cuando no tenemos fenómenos estacionales, como nieve, igualmente hace que tengamos unas épocas o unas ‘ventanas de siembra’ en donde se deben realizar estos procesos, tanto de siembra y la renovación de praderas”, expuso.
Estas ventanas de siembra son, en palabras del experto, una herramienta crucial que termina el éxito o el fracaso en la alimentación del ganado. Elegir un mal momento en el calendario de siembra puede poner en riesgo la producción de carne y leche durante todo el año.
“La agricultura en Colombia es un reflejo de la diversidad geográfica y climática del país, por lo que hay variaciones en la técnica y los momentos de implementación según la región”, subrayó.
Así, la siembra de pastos y forrajes no solo es una práctica agrícola más, sino una de las actividades más sensibles dentro de la cadena ganadera. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca pastos recomendados para trópico alto y trópico bajo)
Épocas y regiones
En términos generales, la siembra se divide en dos grandes periodos: de marzo a mayo y de septiembre a noviembre. Durante estos meses, las lluvias ofrecen las condiciones ideales de humedad para que las semillas germinen con fuerza.
La clave, según el Manual, está en asegurar una humedad constante en los primeros 30 días tras la siembra. Esa ventana es vital, si el suelo está demasiado seco o encharcado, el crecimiento de la planta será deficiente, o incluso nulo.
Además de la época, hay que considerar la ubicación. En regiones como la Orinoquía o la Amazonía, donde las lluvias son generosas, se recomiendan especies como humidícola, braquipará o el híbrido caimán, que toleran el encharcamiento. En contraste, en áreas más secas de la región Caribe, se buscan pastos resistentes a la sequía como el híbrido camello, savia o las Brachiarias decumbens.
La temperatura también importa, pues en zonas cálidas como los Llanos Orientales, se favorecen especies tropicales como brachiarias y el sorgo forrajero. En cambio, en la región Andina, con su clima más templado, son más adecuados el raigrás, avenas forrajeras, tréboles o kikuyo.
Altura, suelos y técnica
La altitud modifica directamente las opciones de siembra. Por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar, las temperaturas más bajas favorecen especies como las alfalfas o tréboles. En zonas de baja altitud, predominan las brachiarias, el pasto estrella o el angleton.
Y aunque el clima y la altitud definen las opciones, el tipo de suelo es determinante. “Los suelos fértiles y bien drenados son ideales para la siembra de pastos, mientras que los suelos compactados o salinos pueden limitar el crecimiento”, se explicó en el Manual.
Por eso, se recomienda realizar análisis previos, aplicar enmiendas y elegir variedades según la fertilidad disponible. En suelos pobres, especies menos exigentes como brachiarias humidícola o decumbens son una buena alternativa.
El método incluye, pues desde técnicas simples como la resiembra directa en potreros recientes ocupados por el ganado, hasta procesos mecanizados con renovadores de praderas, la tecnología y el conocimiento técnico deben aplicarse según los recursos y necesidades del productor.
En Colombia, la humedad relativa y las temperaturas elevadas dificultan la conservación de las semillas. De acuerdo con el Manual, lo ideal es almacenarlas en bodegas frescas, secas y oscuras, y sembrarlas lo antes posible tras su adquisición. (Lea en CONtexto ganadero: Los pastos deben manejarse como cualquier cultivo para tener éxito)
Finalmente, Arenas Ovalle afirmó que “la siembra de pastos y forrajes en Colombia es una actividad esencialmente agrícola que depende de una serie de características agroclimáticas”. Para entender estas variables es fundamental para garantizar la alimentación del ganado, mejorar la productividad y aportar a la seguridad alimentaria nacional.
Vea a continuación el video del Manual Práctico Ganadero: