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Más que ganado flaco o gordo: este método puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso de su hato

Melanny Orozco 25 de Noviembre 2025
Manual Práctico Ganadero - Condición corporalFoto: Fedegán FNGEn Colombia, se emplean escalas distintas para ganado de leche (1 a 5) y carne (1 a 9).

La evaluación de la condición corporal se posiciona como herramienta clave en el manejo reproductivo y nutricional, impactando directamente la salud, fertilidad y rentabilidad del hato. Ricardo Arenas Ovalle y el Manual Práctico Ganadero explican cómo implementarla con éxito y por qué omitirla puede costarle mucho más de lo que imagina.


En Colombia, cada vez más ganaderos están adoptando una práctica que, aunque visual y manual, tiene el poder de transformar sus sistemas de producción. Se trata de la evaluación de la condición corporal (ECC), una técnica que permite estimar el estado energético y nutricional de cada ejemplar mediante la observación y palpación de zonas específicas de su anatomía.

Según Ricardo Arenas Ovalle, médico veterinario, autor y presentador del Manual Práctico Ganadero, su aplicación rigurosa se traduce en mejores índices reproductivos, mayor eficiencia productiva y, en consecuencia, mayor rentabilidad.

Este diagnóstico no requiere equipos costosos ni tecnología sofisticada. Con un ojo entrenado y criterios uniformes, el técnico puede determinar si un animal necesita ajustes en su alimentación, prevenir enfermedades y tomar decisiones estratégicas en momentos clave como el entore, el destete o el preparto.

En palabras de Arenas Ovalle, "el manejo reproductivo va más allá de las biotecnologías; depende del manejo y la nutrición". (Lea en CONtexto ganadero: La importancia de evaluar la condición corporal en vacas de carne)

El procedimiento consiste en asignar una puntuación numérica al semoviente, de acuerdo con la cobertura de grasa y musculatura que presenta. En Colombia, se emplean escalas distintas para ganado de leche (1 a 5) y carne (1 a 9). Esta evaluación debe realizarse con el animal en pie y en calma, observando zonas como la base de la cola, lomo, costillas lumbares, cadera, pecho y cuello.

El objetivo no es solo saber si está está “gordo” o “flaco”, sino entender cómo su condición corporal (CC) afecta su función reproductiva. Por ejemplo, una vaca con CC ideal (entre 3 y 3.5 en leche) tiene mayor tasa de concepción, mejor recuperación postparto y más producción de leche.

Por el contrario, una vaca demasiado delgada o excesivamente gorda puede enfrentar trastornos metabólicos, menor fertilidad y mayor susceptibilidad a enfermedades.

La práctica se convierte en una brújula para el manejo ganadero, guiando la formulación de raciones, la rotación de potreros y la programación reproductiva. Además, no representa un costo elevado para el productor.


Entrenamiento y constancia


El Manual Práctico Ganadero insistió en que esta herramienta debe aplicarse con frecuencia y coherencia. En lechería intensiva, puede hacerse cada 15 o 30 días en vacas en transición, o cada 30 a 60 días durante la lactancia, mientras que en cría y ceba, una medición trimestral es suficiente.

Arenas Ovalle recomendó que, al igual que en la prueba de mastitis subclínica, siempre sea la misma persona quien realice la ECC para mantener uniformidad en los criterios. Si el hato es grande, puede evaluarse una muestra representativa por lote.

El impacto de esta práctica no se limita a lo reproductivo, pues una buena CC reduce la incidencia de enfermedades, mejora la eficiencia alimenticia y prolonga la vida útil del animal. Esto se traduce en menores pérdidas económicas y mayor productividad por unidad.

Aunque sencilla, la ECC exige entrenamiento, práctica y constancia. No reemplaza otros indicadores como el peso o la ganancia diaria, pero sí los complementa con una visión integral del estado del semoviente. Su implementación sistemática convierte al productor en un gestor más estratégico y proactivo, preparado para anticipar problemas antes de que afecten la producción.

Integrar esta técnica al plan sanitario y nutricional del hato es, en palabras de Arenas Ovalle, una decisión inteligente. Porque al final, una buena CC no solo se refleja en la balanza o el tanque de leche, se ve en la salud, fertilidad y bienestar de los animales, y en el éxito económico del sistema ganadero. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca los seis grados para clasificar la condición corporal de sus animales)


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