Las reses establecen un fuerte lazo con sus crías, donde la jerarquía del grupo y el estado reproductivo marcan la forma en que las madres las protegen y acompañan. Estos instintos, que se expresan con más intensidad en sistemas extensivos, no solo muestran la profundidad del vínculo maternal, sino que también influyen en la seguridad de quienes manejan el ganado y en el bienestar del hato.
La relación entre las vacas y sus crías es un aspecto fascinante de la etología animal, especialmente en las razas bovinas como el cebú, Bos indicus. Estas hembras han desarrollado conductas protectoras que recuerdan las estrategias de supervivencia observadas a lo largo de la historia, como el cuidado grupal de las crías y la defensa activa ante situaciones de peligro.
Estas conductas pueden influir en el manejo del ganado, especialmente en sistemas extensivos donde las vacas tienen la libertad de expresar comportamientos más naturales. (Lea en CONtexto ganadero: ¿Por qué las vacas “esconden” a los terneros al nacer y qué cuidados requieren las crías?)
De acuerdo con una investigación realizada por Libia Ivonne Pérez Torres, las vacas cebú exhiben conductas protectoras que varían en intensidad según el estado fisiológico de las hembras y las dinámicas de su entorno social.
Durante el periparto, este instinto protector puede manifestarse de manera más intensa en vacas lactantes que en aquellas recién paridas. Estas conductas, en algunos casos, pueden ser agresivas, representando un riesgo para los manejadores al interactuar con los animales, especialmente en sistemas de pastoreo extensivo.
Este estudio evaluó la dinámica de protección materna y agrupación social en vacas cebú durante el periparto. El análisis se dividió en dos experimentos clave, enfocados en los bovinos:
- Experimento III: Se analizaron 31 vacas cebú en un potrero como un solo grupo, evaluando cómo el temperamento y la jerarquía influían en la protección materna.
- Experimento IV: Se utilizó tecnología de drones para monitorear las interacciones entre vacas y crías, identificando patrones de agrupación social.
Según Pérez Torres, los resultados mostraron que en el experimento III el rango jerárquico desempeña un papel crucial en las conductas protectoras. Las vacas con mayor jerarquía en el grupo mostraron una protección más activa hacia sus crías en comparación con las de menor rango. Por el contrario, el temperamento de las vacas no presentó variaciones significativas durante el periparto ni influyó directamente en las respuestas protectoras.
Las vacas lactantes mostraron un instinto protector más marcado que aquellas recién paridas. Pérez Torres asegura que esto sugiere que la experiencia y el vínculo consolidado con las crías durante la lactancia refuerzan estas conductas.
El experimento IV reveló que las vacas tienden a formar grupos según su estado reproductivo. Las hembras lactantes permanecen más cercanas entre sí y las crías, mientras que las vacas gestantes tienden a mantenerse alejadas de estos grupos.
Además, las crías prefieren mantenerse cerca a las hembras lactantes, incluso cuando no son sus madres. Este comportamiento evidencia una posible estrategia de protección comunal en la manada. (Lea en CONtexto ganadero: Claves sobre el comportamiento individual y social de las vacas)
Sin embargo, las madres tienden a alejarse de sus crías cuando estas están con otras hembras, lo que puede interpretarse como un comportamiento de confianza en la protección grupal, como lo manifiesta Pérez Torres.