Durante las celebraciones, el estruendo de la pirotecnia no solo altera la tranquilidad de los hogares rurales, también pone en riesgo la salud física y emocional de los animales. Veterinario alerta sobre las pérdidas económicas en la producción ganadera y los impactos severos en el bienestar animal, en una situación que sigue siendo invisibilizada.

Cada fin de año y durante fechas festivas, el cielo se ilumina con fuegos artificiales y estallan los cohetes que anuncian celebraciones de los humanos. Sin embargo, mientras los ojos de las personas se deleitan con el espectáculo, en los campos y hogares rurales comienza un infierno para quienes no tienen voz: los animales.

Gabriel Ávila, médico veterinario y asesor senior en reproducción y sanidad bovina, alertó sobre una realidad poco visibilizada en zonas rurales y ganaderas, relacionada con los efectos del ruido extremo en la salud de los animales domésticos y de producción.

“El problema de uso de pólvora o pirotecnia en zonas donde se encuentran albergadas las mascotas, perros o cerca de la producción ganadera tiene un impacto directo sobre las condiciones de bienestar de los animales”, manifestó. (Lea en CONtexto ganadero: Pólvora y ganadería: entre la tradición y el cuidado animal)

A diferencia de los humanos, los animales cuentan con una estructura auditiva mucho más sensible, capaz de captar frecuencias más altas. Esto los hace particularmente vulnerables al estruendo generado por la pólvora. Para ellos, el estallido de un cohete no es sinónimo de celebración, sino un detonante de miedo, ansiedad y pánico.

Según Ávila, este tipo de estímulos puede generar cuadros de estrés agudo, elevación en la frecuencia cardíaca y aumento de hormonas como el cortisol, lo que altera de forma directa el sistema nervioso y fisiológico.

En el caso de los perros, esto puede derivar en episodios severos de angustia, desorientación y comportamientos peligrosos, tanto para ellos como para sus cuidadores.

Afectación en ganadería

Pero no solo las mascotas sufren los estragos del ruido, pues en las zonas rurales, donde coexisten animales domésticos y ganado, las consecuencias van más allá del bienestar emocional. “En el caso del ganado, disminuye el consumo de alimento lo que puede disminuir drásticamente la producción de leche”, afirma Ávila.

Estos picos de estrés alteran las rutinas de alimentación y descanso de los bovinos, impactando negativamente en su productividad.

En sistemas lecheros, una sola noche de sobresaltos por pirotecnia puede traducirse en litros menos de leche, afectando la rentabilidad del productor. A largo plazo, la exposición frecuente al ruido puede comprometer el sistema inmunológico de los animales, incrementando la susceptibilidad a enfermedades.

¿Qué hacer?

Frente a esta realidad, las soluciones técnicas son limitadas, ya que, en algunos casos, se recomienda el uso de tapones auditivos para mascotas o reubicarlos temporalmente en zonas más tranquilas durante los eventos con pirotecnia. Sin embargo, como lo indicó Ávila, lo fundamental es crear conciencia en la comunidad.

“La clave está en evitar poner a los animales en situaciones de estrés tan fuertes que comprometan su sistema de salud”, sostuvo.

Reducir o eliminar el uso de pólvora en entornos rurales debería ser una prioridad tanto desde la salud pública veterinaria como desde una perspectiva ética.

Lo que para algunos dura unos minutos de euforia, para los animales puede significar horas o días de sufrimiento. Entender que el bienestar animal también es parte del desarrollo rural sostenible es una responsabilidad compartida. (Lea en CONtexto ganadero: Cómo los fuegos artificiales dañan a los bovinos)