Conservar el 11% del terreno, proteger fuentes hídricas y adoptar prácticas agroecológicas ya no es solo un ideal, sino una ruta clara hacia la certificación. Este modelo busca que la ganadería nacional evolucione hacia un equilibrio real entre producción y sostenibilidad, abriendo puertas a mercados responsables y garantizando el futuro del campo colombiano.

Pablo Uribe, auditor de la Fundación Colombia Ganadera (Fundagán), explicó desde el terreno cómo aplicar el primer principio del Sello Ambiental Colombiano, respaldado por la Norma Técnica Colombiana (NTC) 6550:2021, que establece criterios concretos para una producción bovina y bufalina más responsables

En Franja Sostenible, una iniciativa educativa en redes sociales, se ha convertido en una guía esencial para los ganaderos que buscan transformar sus prácticas y obtener la certificación ambiental que ahora exigen muchos mercados.

El capítulo más reciente de esta serie aborda el principio #1 del sello: responsabilidad ambiental y conservación de los recursos naturales. Uribe expuso que “para cumplir con este principio, todos los predios ganaderos de más de cinco hectáreas deben destinar el 11% de su área a la conservación”.

Este porcentaje puede incluir bosques, corredores ribereños, guaduales, rastrojos en maduración, humedales y páramos. La condición es que deben estar completamente aisladas del ganado.

El cálculo para determinar este porcentaje es sencillo, pues se debe dividir la superficie de conservación entre el total del predio y multiplicarlo por 100. (Lea en CONtexto ganadero: Con ‘la Franja sostenible’ Fundagán le enseña todo sobre el Sello Ambiental Colombiano)

Si en la primera auditoría no se alcanza el 11 %, al menos se debe contar con un 2 % y presentar un plan de mejora gradual de tres años. Según Uribe, los sistemas silvopastoriles son herramienta clave para alcanzar esta meta, ya que integran árboles, forrajes y animales de manera armónica.

Otro aspecto esencial del principio #1 es el aislamiento de todas las fuentes hídricas, ya sean naturales o artificiales. En palabras del experto, “el ingreso del ganado a estos cuerpos de agua debe evitarse completamente, tanto por razones de sanidad como de conservación”.

Además, para cumplir con este principio, los predios deben implementar al menos cinco prácticas adicionales, que van desde la presencia de polinizadores, agroforestería, purificación de agua, corredores biológicos, hasta evidencia de suelos de buena calidad.

Esta flexibilidad permite adaptar el cumplimiento a las condiciones y capacidades de cada finca.

Finalmente, Uribe aseguró que “el productor que ya tiene buenas prácticas implementadas puede estar más cerca del sello de lo que cree”. (Lea en CONtexto ganadero: Así puede evitar falsos sellos sostenibles y certificar su predio con respaldo oficial)

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