El país austral aumentó un 27 % sus ventas de carne vacuna en los primeros cuatro meses del año, logrando ingresos superior a los 753 millones de dólares. Sus envíos encontraron en Estados Unidos un mercado más rentable que China, sin tener que aumentar su producción.
Uruguay cerró los primeros cuatro meses de 2025 con cifras alentadoras en su comercio exterior. Las exportaciones totales de bienes crecieron un 4% respecto al mismo período del año anterior, en un contexto regional aún golpeado por la incertidumbre global.
Pero fue el sector cárnico el que lideró con fuerza, consolidando su papel clave en la economía del país. (Lea en CONtexto ganadero: El Coraje, la cabaña uruguaya que produce 150 mil embriones brangus al año, aterriza en Colombia)
La carne vacuna generó ventas por 753 millones de dólares en el primer cuatrimestre, lo que representa un incremento del 27% interanual. Solo en abril, las exportaciones de este producto alcanzaron los 226 millones de dólares, un salto del 32% en comparación con el mismo mes de 2023. En total, se colocaron más de 33.000 toneladas en mercados internacionales.
Este desempeño no responde a un aumento en la producción interna, sino a un cambio en el destino de las exportaciones. Estados Unidos desplazó a China como principal comprador de carne uruguaya, marcando un giro que no es casual.
Cambio de rumbo
“Es una buena situación para Uruguay”, explicó Óscar Cubillos, jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG. Según el experto, la economía uruguaya depende en gran medida del agro, en especial de la carne y la leche, y este resultado fortalece a todo el sector.
China, tradicionalmente el mayor mercado para la carne sudamericana, redujo sus compras en este periodo, probablemente debido al endurecimiento de sus controles sanitarios. Aunque Uruguay mantiene altos estándares de calidad, esas restricciones impulsaron a los exportadores a buscar rutas más rentables. Así, Estados Unidos se convirtió en el destino preferido.
“Dado que las condiciones sanitarias son similares, los exportadores prefieren vender en un mercado que paga más”, explicó Cubillos. Además del precio, la logística también influye: enviar carne a EE. UU. es más económico que hacerlo a Asia. Esta combinación de factores está redefiniendo el mapa exportador de Uruguay.
El nuevo posicionamiento en Estados Unidos también tiene una dimensión estratégica. Se trata de un mercado exigente, que valora la trazabilidad y la producción sin hormonas, dos atributos que Uruguay ha promovido con éxito en los últimos años. La confianza ganada en ese nicho de alto valor puede traducirse en estabilidad a largo plazo.
Perspectivas regionales
Cubillos advirtió que este fenómeno no implica un crecimiento de la oferta, sino una recolocación de la misma. “Su volumen de producción se mantiene, pero está orientado hacia un mercado que le ofrece mayor rentabilidad”. En otras palabras, Uruguay está optimizando su modelo exportador sin alterar su capacidad productiva. (Lea en CONtexto ganadero: Uruguay aumenta volumen de exportaciones de carne, su principal destino: EE. UU.)
Otro elemento que ha influido en el repunte de las exportaciones es el leve repunte de los precios internacionales de la carne, impulsado por una mayor demanda de proteínas en países como Estados Unidos. La crisis aviar que afectó al suministro de huevos provocó un desplazamiento hacia otras fuentes de proteína, beneficiando directamente a la carne de res.
Sin embargo, el panorama sigue siendo cambiante. En mayo, China suspendió sus compras de carne de cerdo estadounidense por temas arancelarios, lo que podría llevarla a aumentar sus importaciones de carne de res para cubrir ese déficit. En ese escenario, la presión sobre la oferta global podría elevar aún más los precios, favoreciendo indirectamente a países exportadores como Colombia.
Pero Colombia enfrenta una limitación importante: no exporta carne a Estados Unidos. Si China eleva sus exigencias sanitarias, como lo hizo con Uruguay, los exportadores colombianos podrían verse obligados a vender a menor precio, lo que afectaría su rentabilidad.
“A diferencia de Uruguay, Colombia no tendría la opción de colocar su producto en Estados Unidos”, afirmó Cubillos.
Por ahora, el caso uruguayo ofrece una lección valiosa: la capacidad de adaptación a las condiciones del mercado internacional puede marcar la diferencia entre estancamiento y crecimiento.