En la segunda jornada del Congreso Nacional Agropecuario de la SAC, la senadora María Fernanda Cabal irrumpió con un discurso contundente, directo y cargado de propuestas inmediatas para el campo. Habló de seguridad, reducción del gasto público, defensa de la propiedad privada, fortalecimiento productivo y una visión clara: convertir a Colombia en potencia agroexportadora.
El auditorio del Congreso Nacional Agropecuario, (que desde el pasado miércoles y hasta este jueves 27 de noviembre reúne a gremios, empresarios, académicos y candidatos en el hotel Grand Hyatt de Bogotá) esperaba esta intervención. Y no decepcionó: tomó el escenario, conectó con su audiencia y habló para el campo… como si fuera su casa natural.
“Este es un gremio amigo, un gremio generoso. Yo vengo de una familia agricultora”, comenzó, asegurando que su vínculo con el sector no es electoral ni circunstancial, sino de origen. De inmediato entró en materia: su apuesta para el país y cómo llegar a ella.
Su equipo económico, liderado, según explicó, por Luis Guillermo Vélez, viene trabajando en una meta clara: elevar el ingreso per cápita de los colombianos y colocar al país en la ruta del crecimiento, con el agro como eje central. Reducir el tamaño del Estado
En uno de los momentos más fuertes de su intervención de la tarde de este jueves, Cabal afirmó que el primer paso para impulsar el campo es una reducción drástica del tamaño del Estado: “Este gobierno ha hecho un gasto público desmedido. Para la izquierda todo es fácil porque la plata no es de ellos”, anotó.
Y seguidamente planteó: Reducir de 19 ministerios a 13, y luego a 9, suprimir agencias y consejerías innecesarias, recortar embajadas creadas sin impacto real: “la de Haití costó 2.300 millones”. También dejó clara su intención de reorientar ese dinero hacia la producción, las empresas y el campo real.
“La única forma de generar riqueza es con empresas fuertes. No con burocracia improductiva”, insistió Cabal.
La visión que defiende
Cabal recordó que la FAO ha señalado a Colombia como uno de los 7 países capaces de alimentar al mundo, y que el país debería estar ocupando ese lugar en la economía global: “Colombia debería ser hoy una potencia agroexportadora”.
Y anunció que, si llega al poder, los decretos para liberar la economía ya están listos: Revocatoria de normas que obstaculicen la propiedad privada, eliminación de las APPA y ZAPPA, que calificó como proyectos que “desconocen la realidad de las regiones”. Reiteró que le apostará a tener embajadas transformadas en oficinas comerciales, con el papel que alguna vez tuvo ProColombia: “abrir mercados, no repartir corbatas”.
Seguridad rural: su bandera más aplaudida
Pero el punto que más conectó con los productores fue el de seguridad. Recordó que creó la Fundación Colombia Ganadera (Fundagán), brazo social de Fedegán, para acompañar a campesinos afectados por la violencia y que el campo ha puesto más de 10 mil víctimas, muchas veces ignoradas por la narrativa política nacional.
“Yo quiero restituir a los mejores hombres de la fuerza pública. Necesitamos a Israel y a Estados Unidos como aliados”, dijo en una frase que generó aplausos.
Un crudo diagnóstico
Cabal no evadió las cifras duras:
- 57% del campo desconectado.
- Regiones sin acueducto, sin carreteras y sin alcantarillado.
- Productores dependiendo del radio como único medio de comunicación.
“Es inaudito que se sigan robando lo que debería ser para el bienestar de los colombianos”, arremetió.
Cabal cerró su intervención, antes de pasar a las preguntas con la periodista Darcy Quinn, con lo que llamó “la visión de un gabinete de restauración nacional”: “Este país tiene gente tan capaz… Sueño con un gabinete de los mejores. A pesar de la adversidad, tenemos Estado de derecho”, concluyó.
El cara a cara con Darcy Quinn
Tras su intervención, María Fernanda Cabal pasó al segmento más esperado por la audiencia: las preguntas de Darcy Quinn, quien no le dio respiro y la llevó a aterrizar sus propuestas en temas sensibles para el país rural.
Cabal respondió sin titubeos, ampliando su visión sobre seguridad, tierra, criminalidad y el modelo productivo que propone para el campo colombiano.
Y Cuando Quinn preguntó sobre cómo recuperar el control territorial, Cabal fue categórica: “Antes no bloqueaban porque había reacción inmediata de la Fuerza Pública. Hoy hay tecnología: satélites, drones. Hay que recuperar la operación militar y cerrar los corredores criminales”, dijo.
Y aseguró que el mapa del delito es el mismo de hace 20 años y que la ausencia de acción estatal explica la expansión de grupos ilegales. Recalcó, además, que la sentencia vigente sí deja un espacio para reanudar la fumigación y que su equipo incluye un coronel experto en este tema, con el plan incluso ya diseñado.
Fue una de las respuestas más aplaudidas del auditorio, que hoy ve la seguridad como la mayor urgencia del campo.
A la pregunta sobre cómo abordaría las desigualdades territoriales, Cabal afirmó: “La igualdad no se consigue con burocracia, sino entendiendo el problema del Estado colombiano”.
Y explicó que la verdadera exclusión rural está en: La falta de acceso al crédito, el abandono en vías, conectividad y asistencia técnica, ocho décadas de política agraria centrada en comprar y entregar tierra sin acompañamiento.
Recordó que cuando el Estado entrega tierra sin apoyo técnico, los campesinos terminan vendiendo.
Y que el modelo exitoso fue el que Fedegán ejecutó durante el gobierno Uribe: “Con Asistegán no se siniestró un peso porque nunca se dejó al campesino solo”, apuntó. A su vez, la discusión sobre sustitución de cultivos tocó fibras profundas: “La hoja de coca es un negocio de muerte. Detrás de ese campesino hay un cartel”.
Y aclaró que, aunque algunos campesinos reciban más dinero, la realidad es otra: Que hay zonas inflacionadas artificialmente por la coca, se incrementan la prostitución, ETS, VIH y la presión violenta.
En un momento inesperado de su respuesta, Cabal criticó lo que llamó “egópatas”, refiriéndose a quienes monopolizan los discursos ambientales: “Durante décadas creyeron que la desertificación era culpa del ganado, mataron 50 mil elefantes. Años después, descubrieron que la tierra solo se rehabilita con los animales encima”, mencionó.
Al final, su mensaje fue claro: “El sector agropecuario debe ser defendido, no satanizado”.



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