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Crisis en el uribismo: AtlasIntel renuncia y Miguel Uribe Londoño queda en el ojo del huracán

Autor invitado 11 de Noviembre 2025
Miguel Uribe LondoñoFoto: Mariano Vimos - elpais.comDesde su ingreso como precandidato presidencial del CD, Uribe Londoño comenzó a presionar cambios en las reglas de juego, particularmente en el mecanismo de selección.

La salida de la encuestadora internacional destapó una tormenta interna en el Centro Democrático y dejó al descubierto maniobras, presiones y posibles interferencias extranjeras que ponen al precandidato presidencial en el centro de una controversia.


A menos de tres semanas de que el Centro Democrático (CD) definiera su candidato único a la Presidencia, una noticia cayó como una granada en el corazón del partido: AtlasIntel, la encuestadora internacional contratada para llevar a cabo el proceso de selección, renunció a realizar el estudio. Lo que parecía un trámite técnico terminó convertido en un terremoto político que amenaza con fracturar al principal bastión de oposición en Colombia.


El retiro de AtlasIntel: un golpe al corazón del proceso


AtlasIntel, considerada una de las firmas más confiables y objetivas del continente, confirmó oficialmente que no ejecutará la encuesta con la que el uribismo pretendía definir su carta presidencial.

Las razones, según fuentes cercanas a la compañía, son tres: riesgos reputacionales, falta de claridad en la cadena de custodia de la información y tiempos imposibles para cumplir los estándares técnicos exigidos antes del 28 de noviembre, fecha límite fijada por el partido.

La empresa, con presencia en más de diez países, prefirió proteger su credibilidad antes que verse envuelta en un proceso político con turbulencias internas. Pero la gran pregunta quedó flotando: ¿qué pasó dentro del CD para que una encuestadora de ese nivel decidiera abandonar el proceso?

Todas las miradas apuntan al mismo nombre: Miguel Uribe Londoño.


Miguel Uribe Londoño: del reemplazo simbólico al epicentro de la crisis


Miguel Uribe Londoño llegó al proceso en circunstancias excepcionales. Lo hizo para reemplazar a su hijo, Miguel Uribe Turbay, asesinado semanas atrás en un atentado que conmocionó al país. El partido, en un gesto de respeto y solidaridad, le abrió las puertas, reconociendo su representación familiar en la contienda interna.

Sin embargo, lo que comenzó como un acto de unidad se convirtió en un factor de división. Desde su ingreso, Uribe Londoño comenzó a presionar cambios en las reglas de juego, particularmente en el mecanismo de selección. No aceptó la metodología pactada —la encuesta única a cargo de AtlasIntel— y propuso reemplazarla por encuestadoras de su propio alcance, según denunciaron varias fuentes internas.

El intento de modificar las condiciones, presentado bajo el discurso de “mayor transparencia”, terminó erosionando el consenso entre los precandidatos y sembrando dudas sobre la verdadera intención de su campaña.
En los pasillos del partido se comenta que los asesores de Uribe Londoño buscaron acercamientos directos con AtlasIntel, lo que despertó alarmas de interferencia indebida. Ante los rumores, el presidente del CD, Gabriel Vallejo, pidió explicaciones formales para determinar si hubo contacto irregular con la firma.


El efecto dominó: AtlasIntel se retira y el CD queda al borde del abismo


Con la salida de AtlasIntel, el proceso de selección del candidato único quedó en el aire, y la dirigencia del partido enfrenta ahora su momento más delicado. Lo que debía ser una demostración de cohesión y madurez democrática se transformó en un episodio que exhibe grietas profundas en la estructura del uribismo.

Fuentes del partido confirman que el Comité de Ética podría entrar a revisar la conducta de Miguel Uribe Londoño, evaluar si vulneró los principios de lealtad interna y determinar si sus acciones constituyen una falta grave. Aunque las bases piden sanciones ejemplares, el expresidente Álvaro Uribe, fundador del partido, se ha mostrado prudente, reacio a convertir el conflicto en una cacería interna.

No obstante, las consecuencias ya son visibles: la crisis ha debilitado el proceso interno y puesto en riesgo la coherencia política de una colectividad que siempre se ha enorgullecido de su disciplina.


Lester Toledo: la sombra extranjera detrás del conflicto


En el centro de la tormenta aparece un personaje polémico: Lester Toledo, estratega venezolano y asesor directo de la campaña de Uribe Londoño. Su nombre no es nuevo en la política latinoamericana; fue dirigente opositor en Venezuela y luego migró a Colombia, donde ha mantenido vínculos con figuras cercanas al exalcalde Daniel Quintero Calle.

Fuentes de inteligencia política afirman que Toledo habría articulado un plan de infiltración y desestabilización dentro del uribismo, similar al que —según reportes— se desplegó en otros movimientos de derecha de la región. La operación incluiría filtraciones de información interna, campañas de desprestigio digital y narrativas coordinadas desde el exterior.

No es un hecho aislado. Los mismos asesores vinculados a Toledo participaron en estrategias políticas y contractuales cuestionadas en Medellín durante la administración Quintero, en entidades como Hidroituango, Afinia Grupo EPM y la Secretaría de Educación, además del caso Monómeros.
Si esta hipótesis se confirma, el Centro Democrático estaría siendo víctima de una operación extranjera de implosión política: dividir, desprestigiar y fracturar al único partido opositor con estructura nacional sólida.


Campañas desde el extranjero y la desinformación digital


Reportes técnicos a los que tuvo acceso este medio indican que cuentas digitales con origen en Venezuela, Panamá y Miami han difundido de forma sincronizada mensajes para socavar la credibilidad del Centro Democrático y proyectar una narrativa de corrupción y caos interno.

El patrón, aseguran los analistas, coincide con operaciones regionales de desinformación contra partidos de derecha que se oponen a gobiernos de izquierda en América Latina. En este contexto, el CD no solo enfrenta una pugna interna, sino una guerra comunicacional internacional diseñada para deslegitimar su papel como oposición.


Las finanzas bajo sospecha


Otro frente de inquietud rodea a la campaña de Uribe Londoño: el dinero. Según reportes de prensa, el precandidato habría invertido más de 280 millones de pesos en pauta digital y cerca de 100 millones mensuales en eventos y logística, cifras que no cuentan con auditorías públicas ni informes de financiación aprobados por el partido.

Aunque asegura que los recursos provienen de aportes familiares y donaciones privadas, la falta de transparencia contable choca con los principios fundacionales del Centro Democrático, que siempre ha defendido la probidad como bandera política.


El riesgo de implosión del partido


El uribismo enfrenta hoy un desafío mayor que una simple contienda interna: la amenaza de implosión política. Entre tensiones internas, sospechas de infiltración y fracturas en la confianza, el partido se encuentra ante una encrucijada histórica.

Si el Comité de Ética no actúa con firmeza, el daño podría trascender el actual proceso electoral. No solo estaría en juego la candidatura presidencial, sino la estabilidad moral e institucional del único partido que mantiene una oposición coherente y articulada frente al gobierno de Gustavo Petro.


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