Con una inversión que supera los $100.000 millones, la nueva carretera Apure-Chibolo transforma el día a día de más de 30.000 habitantes. Ganaderos y agricultores celebraron el fin de décadas de aislamiento y el inicio de una era de desarrollo, movilidad y comercio.
La Vía de la Ganadería es hoy una realidad palpable en el Centro del Magdalena, pues tras casi 100 años de espera, los primeros 10 kilómetros del corredor vial que une a Apure con Chibolo ya están habilitados, acortando un trayecto que solía tardar 90 minutos a apenas 22.
Hasta hace poco, la escena era siempre la misma cuando llegaban las lluvias. Había caminos intransitables, pastos cubiertos de polvo, pérdidas económicas y un comercio paralizado.
Hoy, los habitantes de esta subregión celebran con voz propia lo que representa una carretera que, más allá del concreto, es símbolo de dignidad y oportunidad. (Lea en CONtexto ganadero: Magdalena sin vías para sacar el ganado y la leche)
Andrea Carolina Brieva, dueña de la finca La Tormenta, no dudó en afirmar el cambio: “Ya los pastos no se mueren por el polvo, los carros lecheros ahora entran sin problema, antes no querían venir porque esto se volvía un lodozal”.
Impulso del comercio local
El impacto también se nota en los anaqueles de las tiendas rurales. Según John Freddy Ospino, de la finca El Oasis, “ahora se consigue de todo. Ya hay más comercio, se mueve más la economía. Antes era un esfuerzo traer hasta lo más básico”.
Con 22 kilómetros de longitud proyectados, de los cuales el 60% ya está construido, esta vía de doble carril y 7.3 metros de ancho no solo conecta al corregimiento de Apure con Chibolo, sino que enlaza comunidades de Plato, Tenerife y Zapayán.
Más de 300.000 personas están viendo cómo se reduce el costo del transporte de leche, ganado y alimentos, y cómo se abren nuevas rutas para la competitividad de los pequeños y medianos productores.
Inversión que cambia vidas
José Orozco, de la finca La Guajira, explicó que “antes mover un animal era un lío, ahora se puede. Antes vender era difícil, ahora nos compran más fácil. Esta carretera nos favorece a todos”.
La magnitud de la inversión, superior a los $100.000 millones, también habla del enfoque estratégico que se está consolidando. La Vía de la Ganadería es parte de los 206 kilómetros de vías secundarias diseñadas en el marco del plan de desarrollo departamental.
Jairo Pinto, del predio Carrizal, aseguró que “gracias a esta vía se nos facilita todo. Es una carretera que llegó a cambiar la historia de la región”.
Y es que no se trata solo de conectividad física. Jesús Manuel Toloza, propietario del predio Los Gonzalos, destacó cómo el cambio ha mejorado incluso los ingresos.
“Nos pagan mejor por el litro de leche, por el kilo de ganado. Ya los carros no se atollan, ya no hay excusas”, expresó. (Lea en CONtexto ganadero: En Atlántico y Magdalena, las vías necesitan más atención)
La crómica de esta carretera es también la crónica de una deuda saldada. Una que duró décadas en el olvido y que hoy se reivindica con cada metro asfaltado, cada camión que entra, cada tendero que vende y cada finca que produce más y mejor. Como dijo Toloza, es “un sueño hecho realidad”.