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El vino que cambia vidas: así aportó Casa Ibáñez en la Cena Una Vaca por la Paz

Angie Barbosa 14 de Noviembre 2025
Casa Ibañez - Una Vaca por la PazFoto: CortesíaLa presencia de Casa Ibáñez en este evento simboliza la unión de la tradición europea del vino con la esperanza del campo colombiano.

La reconocida empresa vinícola volvió a brindar por la solidaridad durante la más reciente Cena Gourmet organizada por Fundagán, donde cada copa sirvió para apoyar a familias rurales en situación vulnerable. Desde hace 15 años, la bodega española ha hecho del vino un puente entre el sabor, la amistad y la esperanza en el campo colombiano.


En una noche donde la gastronomía se unió con la filantropía, la V Cena Gourmet de Una Vaca por la Paz volvió a demostrar que las causas nobles también pueden tener buen gusto.

Organizada por Fundagán, la velada reunió a ganaderos, empresarios, chefs y aliados solidarios, todos con un mismo propósito: recaudar fondos para entregar vacas preñadas a familias rurales vulnerables y fortalecer así su sustento. (Lea en CONtexto ganadero: La solidaridad ganadera hace historia: más de 1500 vacas recaudadas en la V Cena Gourmet)

Entre los protagonistas de la noche que tuvo lugar el pasado 6 de noviembre, estuvo Casa Ibáñez, una empresa que no solo ha conquistado paladares con sus vinos, sino también corazones con su compromiso social. Su director comercial, Manuel Ibáñez, asistió como lo hace cada año, con entusiasmo y una sonrisa que refleja la pasión con la que vive este evento.

Desde hace 15 años participamos en él y siempre hemos intentado apoyar en lo que hemos podido, aportando vinos o incluso ayudando a vender vacas. Lo hacemos con muchísimo cariño porque somos amigos de María Fernanda Cabral, a quien conocí hace años, y fue ella quien me animó a participar en esto”, contó Ibáñez a CONtexto ganadero.

Durante década y media, su participación se ha convertido en una tradición que combinó la solidaridad y el buen gusto, un maridaje que reflejó la esencia de Casa Ibáñez: compromiso, calidad y cercanía con la comunidad.


Maridaje con propósito


En esta edición, Casa Ibáñez tuvo a su cargo el diseño del maridaje oficial de la cena, una tarea que asumieron con la precisión de un enólogo y la sensibilidad de un amigo.

“Hemos organizado el maridaje. Vamos a empezar con un vino rosado, de acuerdo con la carta que está preparando Colno, que también es amigo. Seguiremos con un vino tinto y terminaremos con un vino rosado un poco más dulce para acompañar el postre. Esos son los vinos que vamos a manejar”, reveló.

El menú fue concebido como una experiencia multisensorial, donde cada vino resaltó los sabores de los platos y, al mismo tiempo, aportó un valor solidario. Los asistentes no solo disfrutaron de una cena gourmet, sino que supieron que cada copa contribuía a transformar la vida de una familia campesina.

Ibáñez explicó que “los vinos que hemos traído este año son una selección especial. Uno de ellos está pensado para acompañar jamón, y los demás son vinos individuales. La idea es que todo lo que se venda aquí genere ingresos para la fundación. Nosotros no lo hacemos como negocio, sino como colaboración.”

Su aporte fue mucho más allá de lo económico. La presencia de Casa Ibáñez en este evento simbolizó la unión de la tradición europea del vino con la esperanza del campo colombiano, una alianza que demuestra que la responsabilidad social también puede tener cuerpo, aroma y sabor.


Más que vino, un compromiso


Para Casa Ibáñez, participar en esta iniciativa no fue un acto aislado, sino parte de una filosofía empresarial que entiende que el éxito tiene sentido cuando se comparte. A través del tiempo, la marca ha sabido construir lazos que van más allá del comercio, apoyando causas sociales y promoviendo el valor del trabajo en comunidad.

Su colaboración constante con Fundagán ha permitido que más familias del campo tengan una oportunidad para salir adelante. Cada vaca donada se convierte en fuente de alimento, ingreso y dignidad para quienes la reciben.

Mientras los invitados levantaban sus copas, el mensaje fue claro: el vino no solo celebra, también une y transforma. Y esa noche, entre aromas de uva y notas de esperanza, Casa Ibáñez volvió a demostrar que la solidaridad, cuando se sirve en copa, puede tener un sabor inolvidable.


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