La aplicación de técnicas nucleares en la ganadería, aunque poco conocida, se proyecta como una de las innovaciones más prometedoras para mejorar la productividad, la sanidad animal y la sostenibilidad ambiental en el sector agropecuario. Expertos detallan cómo se emplearían en soluciones prácticas para el campo.
La Red Nuclear Colombiana ha puesto sobre la mesa un tema que suena disruptivo de entrada: el uso de la energía nuclear en la ganadería. Lo que a primera vista parece futurista, ya es una realidad aplicada en países de América Latina y el mundo, con beneficios concretos para la eficiencia alimentaria, el control de plagas, la salud animal y la inocuidad de los alimentos.
En entrevista con CONtexto ganadero, Daniel Herrera Cardona, subdirector de Comunicaciones de la Red Nuclear Colombiana, explicó que “las técnicas nucleares permiten medir procesos invisibles para los métodos convencionales, como la digestión real de los forrajes o la síntesis de proteínas en el rumen, lo que se traduce en dietas más eficientes y sostenibles”.
Aplicaciones concretas
El uso de isótopos estables como el 15N y el 13C facilita cuantificar la digestibilidad de los forrajes y la absorción de nutrientes, optimizando la nutrición bovina y reduciendo emisiones contaminantes. En sanidad animal, las técnicas nucleares permiten diagnósticos más tempranos y precisos de enfermedades como la brucelosis y la tuberculosis bovina, utilizando radioinmunoensayos o versiones especializadas.
Otro frente clave es el control de plagas mediante la Técnica del Insecto Estéril (SIT), que esteriliza insectos machos con radiación para reducir poblaciones como la mosca de los cuernos o el gusano barrenador, plagas que afectan la productividad del ganado. Finalmente, la irradiación de alimentos contribuye a la inocuidad de la carne y los lácteos, eliminando patógenos sin alterar las propiedades nutritivas, una práctica ya usada en países como Brasil y Estados Unidos.
En Colombia, iniciativas como la Ley Nuclear Átomos para la Vida buscan dar soporte legal y técnico a estas prácticas.
Beneficios
De acuerdo con la Red Nuclear Colombiana, las técnicas nucleares permiten aumentar la productividad en un 20 a 30 % y reducir pérdidas sanitarias y postcosecha hasta en un 40 %, según estudios de la FAO y la IAEA.
Los beneficios se reflejan en mayor precisión científica, uso más eficiente de los recursos, mitigación de emisiones de gases como metano y óxidos de nitrógeno, y una mayor seguridad alimentaria. “El gran aporte de la energía nuclear en la ganadería es que combina ciencia de frontera con soluciones prácticas para el campo”, destacó Herrera.
Derribando mitos
Pese a estos avances, la palabra nuclear sigue generando resistencias. Entre los mitos más comunes está la idea de que los alimentos irradiados son radiactivos o que la radiación destruye nutrientes, afirmaciones que organismos internacionales como la OMS y la IAEA han desmentido.
Sin embargo, persisten barreras tecnológicas, regulatorias y económicas. La falta de infraestructura especializada y de marcos normativos claros en América Latina ralentiza la implementación. En Colombia, iniciativas como la Ley Nuclear Átomos para la Vida buscan dar soporte legal y técnico a estas prácticas.
Apuesta por la innovación
El papel de entidades como Fedegán resulta clave en este proceso. Su impulso a la ganadería sostenible abre espacio para integrar tecnologías de punta, incluyendo la ciencia nuclear, como herramientas para enfrentar los retos de productividad y cambio climático.
La Red Nuclear Colombiana insiste en que la cooperación internacional y la divulgación científica serán determinantes para que el país no se quede atrás. “Nuestro reto es comunicar que la energía nuclear no es un riesgo, sino una oportunidad para transformar la ganadería colombiana hacia un modelo más eficiente y sostenible”, concluyó Herrera.