Investigadores de Agrosavia trabajan junto a productores locales con un método que incluye un diagnóstico, selección de materiales y manejo cuidadoso para reactivar la producción con menor inversión. Esta solución no solo reduce costos, sino que promete productividad acelerada y sostenibilidad en el manejo del fruto.

En Colombia, el cacao enfrenta uno de sus mayores retos, pues miles de hectáreas productivas envejecen y se tornan improductivas, golpeando la economía de pequeños y medianos productores.

Frente a este panorama, investigadores de Agrosavia están liderando una estrategia científica aplicada que promete resultados en tiempo récord. (Lea en CONtexto ganadero: El cacao puede diversificarse con el sector ganadero, señala Andrés Villa)

A través de la técnica de injertación, los cultivos de cacao pueden ser rehabilitados en tan solo 60 días, devolviéndoles su capacidad productiva con una inversión significativamente menor que el establecimiento de nuevos cultivos.

Andrea Montenegro, investigadora Ph. D. de Agrosavia, aseguró que “la rehabilitación de los cultivos permite recuperar la capacidad productiva de estos cultivos en tiempos cortos y a menores costos”. El enfoque no solo resuelve el problema de improductividad, sino que redefine la relación entre ciencia y territorio rural.

Para que el proceso sea efectivo, la base está en un diagnóstico riguroso. Diomedes Díaz, profesional de Agrosavia, señaló que esta etapa debe hacerse junto al productor, quien mejor conoce el estado real de su cultivo.

“Este diagnóstico nos permite identificar plantas improductivas, enfermas o mal ancladas, y definir zonas donde será necesario resembrar", indicó.

Además, se evalúa el porcentaje de sombra, un factor clave para la fisiología del cacao, teniendo en cuenta que la decisión de sembrar nuevos árboles o regular la sombra existente es parte del plan de acción personalizado que se diseña para cada finca. Con estos elementos, se construye una ruta detallada para guiar la rehabilitación del cultivo.

Injertación

El momento clave del proceso está en la injertación, por lo que antes de iniciar, se seleccionan cuidadosamente los materiales vegetales según su comportamiento en la zona agroecológica específica. Esta elección garantiza que las nuevas copas injertadas se adapten mejor al entorno y generen una producción de calidad.

Andrés Agudelo, investigador máster de Agrosavia, explicó que una vez se injerta la nueva variedad en la planta vieja, esta zona se protege con plástico transparente para crear una cámara húmeda. (Lea en CONtexto ganadero: Café, cacao y ganado lideran el desarrollo en ganadería del Cesar)

“Esta protección facilita la elongación celular y el desarrollo de las yemas injertadas”, aseguró Agudelo. Tras 30 días, cuando ya hay señales de crecimiento, se retira el plástico y se permite el desarrollo de la nueva copa productiva.

Despatronado

Luego de 60 días, el proceso culmina con el llamado “despatronado”, que Wybany Villamizar describió como un corte inclinado a 60°, seguido por la aplicación de una pasta cicatrizante con fungicidas e insecticidas. “Este corte perfecto permite el desarrollo pleno de la nueva planta, ya libre de la estructura que no generaba producción”, afirmó.

Este protocolo, aunque técnico, ha demostrado ser práctico y viable para agricultores de diversas regiones, pues representa una oportunidad para transformar el agro colombiano con ciencia útil, contextualizada y de impacto directo.