defaultFoto: Fernando Trujillo.

Cargando...

15 especies colombianas de árboles amenazados

11 de Mayo 2020

El pasado 29 de abril, Colombia celebró el Día del árbol, por eso es clave reflexionar sobre el valor de estas plantas. No solo son fuente de alimento y de materias primas. Además, son ecosistemas en sí mismos y, durante su periodo de crecimiento, captan una gran cantidad de dióxido de carbono.

Colombia es el hogar de 5.700 especies de árboles. Además, 50% del territorio nacional está cubierto por bosques. Los productos que podrían extraerse legal y responsablemente de estos ecosistemas podrían convertir al país en un ejemplo de competitividad y autonomía para el mundo. La realidad, sin embargo, es diferente: la deforestación de los bosques nativos en el país se calcula en 140.000 hectáreas al año, debido a actividades económicas diferentes al aprovechamiento responsable del bosque como son mayoritariamente la minería ilegal, los cultivos ilícitos y la ganadería extensiva.

La otra cara de la moneda es la subutilización de los recursos forestales. Miguel Pacheco, especialista forestal de WWF-Colombia, lo explica mejor. “Existe mayor presión sobre las maderas más finas, pues sus propiedades las hacen muy resistentes a picaduras de insectos, torceduras, agrietamientos, y otros defectos. Por lo tanto, en su mayoría, no requieren mayor inversión antes de ser comercializada y esto las hace más vulnerables”, asegura el experto. “Gran parte de la industria maderera del país no invierte en innovación tecnológica ni en métodos de transformación de sus productos; si lo hiciera, se podrían usar especies menos conocidas y darle un respiro a las que ya están amenazadas”.

Se estima que, en el país, 42% de la producción total de madera es ilegal. Pero, además de las maderables, existen otras especies que también están en amenaza. ¿Cuáles son? ¿dónde se encuentran? Y, sobre todo, ¿para qué son utilizados sus productos y cuáles son los beneficios que podrían perderse para siempre? WWF-Colombia respondió estas preguntas con una lista de 15 especies amenazadas en tres categorías: en peligro crítico, en peligro y vulnerables*.

Especies maderables en peligro crítico

Abarco:

Crece en el norte del Chocó, en el valle del río Sinú y en la región del Catatumbo. Produce una madera de alta resistencia por lo que es utilizada para el sector de construcción y para producir artesanías. La sobreexplotación, tala y apertura de tierras para agricultura y ganadería extensivas han reducido su población en más del 80% en los últimos 100 años.

Caoba:

Se encuentra en los departamentos de Bolívar, Chocó, Magdalena, La Guajira, Santander y Sucre. Es la madera más valiosa y comercialmente explotada en el trópico americano. Al igual que el Abarco, la intensa explotación maderera en el último siglo la ha reducido en un 80%.

Palo de rosa:

Solo se encuentra en el Amazonas. El aceite de palo de rosa, utilizado en perfumes y jabones, se extrae de su madera que también es utilizada para construir muebles, barcos, canoas, entre otras. Está considerada como una especie en riesgo porque su hábitat es reducido y registra un intenso proceso de extracción.

Guayacán:

Se encuentra en el Atlántico, La Guajira, Magdalena y Sucre. Siempre en áreas costeras. El ecosistema del que hace parte ha sido eliminado en una gran proporción, y es objeto de gran explotación comercial.

Especies de la familia de las Magnolias en peligro crítico

Molinillo:

Exclusiva de Colombia. Se encuentra en la cuenca del río Cauca, entre Valle del Cauca y el norte de Antioquia. Su madera es utilizada para el aserrío, construcción de muebles y viviendas. Sus poblaciones se han reducido en un 80% en el último siglo.

Almanegra:

Solo se encuentra en el Alto de Ventanas, en Antioquia. Su población tiene apenas una extensión de 44 kilómetros cuadrados y en la actualidad solo se existen 25 árboles de esta especie. Esto se debe a que sus hábitats han sido deteriorados por la ganadería lechera que extrae gran cantidad de madera para utilizar en cercos de potreros.

Especies maderables en peligro

Cedro:

Se encuentra en casi todo el país a excepción de Guainía, Norte de Santander, Vaupés y Vichada. A pesar de su abundancia, 60% de sus poblaciones están ubicadas en zonas de explotación intensiva y esto la convierte en una especie en peligro.

El Canelo de los Andaquíes:

Solo se conoce en el piedemonte de Putumayo y Caquetá y en el río Mirití-Paraná en Amazonas. En la región amazónica ha sido altamente explotada por su madera compacta y la utilización medicinal de su corteza. Sus hábitats son zonas de deforestación acelerada.

Mangle Nato:

Crece en los manglares de la región pacífica que involucra a los departamentos de Cauca, Nariño, Chocó y Valle del cauca. La madera de esta especie es de durabilidad prolongada, lo que la convierte en un insumo idóneo para construcciones a la intemperie. 60% de sus poblaciones han sido reducidas por el aprovechamiento maderero.

Especies maderables vulnerables

Roble:

Se encuentra en todas las regiones montañosas entre los 1.000 y 3.600 metros de altitud. Utilizada en construcciones y carrocería. A pesar de ser una especie de amplia distribución y abundancia, es amenazada por la intensa extracción maderera.

Marfil:

Existe en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Cundinamarca y Santander, en zonas entre 100 y 200 metros de altitud. Su madera es difícil de trabajar, pero algunos de sus usos son tabletas de pisos y tacos de billar. Se estima una disminución de 40% de su población.

Palmas en peligro

Palma de cera de la Zona Cafetera:

Poblaciones muy fragmentadas en áreas deforestadas. Sus poblaciones se han reducido en un 80 % en los últimos 200 años. Se encuentra desde El Dovio, Valle del Cauca hasta Jardín, Antioquia, Quindío, Risaralda y desde Sasaima hasta Chaguaní en Cundinamarca.

Nolí o Palma americana de aceite:

Es el pariente más cercano de la palma africana de aceite y uno de los cultivos más extendido en Colombia. Sus hábitats han sido deforestados o se encuentran en amenaza. Hábitat fragmentado en áreas deforestadas o amenazadas de deforestación. En algunas regiones realizan un híbrido entre ambos tipos de palmas poniendo en riesgo la diversidad genética del Nolí.

Palmas de moriche:

Agrupadas forman lo que se conoce como morichales. Se encuentran en las cuencas del Orinoco y el Amazonas. Son el sustento económico de la población indígena Sikúani Amorúa y es utilizada para construir techos de casas, tejidos y artesanías. En el departamento del Vichada, la ganadería es la principal amenaza para su hábitat.

Palmas en peligro crítico

Mararay de San Carlos:

Produce varios tallos espinosos de hasta tres metros de altura. Las únicas plantas de esta especie conocidas hasta el momento en todo el planeta son las ocho palmas que crecen en el bosque en este municipio antioqueño, en una cascada conocida como La Chorrera.

Texto tomado del siguiente enlace.