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Agricultura orgánica: modelo sostenible sin químicos

26 de Julio 2021

La agricultura orgánica está ganando cada vez más importancia entre los productores agrícolas que miran con preocupación las consecuencias que genera el cambio climático en el mundo. El modelo de agricultura orgánica aboga por usar fertilizantes y otros productos 100% naturales, donde el bienestar de la naturaleza y de las personas es igual de importante que producir alimentos.

Si bien los precios de dichos alimentos pueden ser más elevados, su valor nutricional es mayor que el de los productos cultivados de forma convencional y la creciente demanda de productos bio entre los consumidores favorece el cambio al método de agricultura orgánica.

¿Qué es la agricultura orgánica?

La agricultura orgánica es un enfoque agrícola que aboga por productos sanos y libres de componentes que puedan dañar al ser humano y a la naturaleza. Entre ellos están los pesticidas industriales, insecticidas, fertilizantes, organismos genéticamente modificados, medicamentos químicos, hormonas, potenciadores del crecimiento, etc.

Uno de los principios de la agricultura orgánica es proporcionar alimentos con un valor nutricional óptimo y un mínimo de ingredientes peligrosos, utilizando únicamente sustancias permitidas. Otro principio de la agricultura orgánica es usar un forraje 100% natural para el ganado y su posterior procesamiento sin productos sintéticos.

Las técnicas de la agricultura orgánica implican el cuidado de los trabajadores del campo y tienen como objetivo mantener el equilibrio armónico en el medio ambiente manteniéndolo lo más vivo y productivo posible.

La agricultura orgánica y sus principios básicos

La agricultura orgánica orienta sus técnicas para responder a las cuatro premisas básicas que revelan su esencia: salud, ecología, equidad y cuidado. Estas 4 palabras que describen la agricultura orgánica son la fuerza motriz del concepto, interrelacionandose y potenciandose mutuamente. Por ejemplo, los pesticidas permitidos y utilizados en la agricultura orgánica preservan la ecología y no provocan efectos secundarios en los seres vivos, manteniendo su salud.

Estos principios rigen todas las etapas del proceso, incluyendo la producción, procesamiento, entrega, almacenamiento y consumo. No se aplican aditivos prohibidos.

Salud

El principio de la salud en la agricultura orgánica recomienda evitar los productos químicos peligrosos, cuyos residuos venenosos tienen un impacto negativo en múltiples niveles, afectando a los organismos microscópicos del suelo, a los cultivos, a los animales y a los seres humanos. Un suelo sano produce cosechas sanas y las cosechas sanas fomentan una mente sana en un cuerpo sano, con buena inmunidad, propiedades de regeneración y sin sufrir enfermedades.

Ecología

Este principio implica la utilización de técnicas respetuosas con el medio ambiente, como las que fomentan la calidad del suelo (evitando el agotamiento, la erosión y la degradación) o la eliminación de la contaminación de la naturaleza. También significa proporcionar condiciones de vida favorables a todos los miembros del ecosistema, ya que están estrechamente interconectados. Las prácticas ecológicas en agricultura orgánica mantienen el equilibrio necesario y ahorran recursos naturales, por ejemplo, restauran la fertilidad del suelo con materias no sintéticas (abonos verdes y animales), fomentan el reciclaje y la diversidad genética de las especies de la zona.

Equidad

El principio de equidad en la agricultura orgánica aboga por una actitud decente y respetuosa con todos los agentes implicados: agricultores, proveedores, comerciantes y consumidores. Promueve unas condiciones de trabajo y de vida adecuadas y apoya las necesidades de las personas de disponer de un suministro suficiente de productos alimentarios de calidad.

La equidad en agricultura orgánica también sugiere proporcionar una alimentación y un entorno adecuados para el ganado que respondan a su fisiología. Las políticas de precios deben estar justificadas y ser asequibles.

Cuidado

El principio de cuidado en la agricultura orgánica fomenta un consumo moderado de recursos pensando en las generaciones venideras y en la naturaleza. Las tecnologías agrícolas aplicadas deben ser evaluadas a fondo en cuanto a sus consecuencias negativas. La precaución y una gestión correcta de los riesgos deben guiar cualquier toma de decisiones.

Aunque las innovaciones puedan resultar eficaces, los seguidores de la agricultura orgánica prefieren los métodos tradicionales consolidados en el tiempo. Hoy en día, combinan el sentido común, conocimientos fiables, novedades aplicables y experiencia autóctona que se remonta a la era prequímica.

Prácticas de la agricultura orgánica y sus características

El concepto de agricultura orgánica exige el cumplimiento estricto de las normas establecidas en las técnicas aplicables. Entre las más comunes y aceptadas se encuentran las siguientes:

Rotación de cultivos

La rotación de cultivos implica cambiar de especie en el mismo campo temporada tras temporada. Esta técnica agrícola también puede incluir un periodo de barbecho dentro de un determinado intervalo de tiempo.

En comparación con las prácticas de monocultivo, la rotación de cultivos:

  • erradica las plagas y las malas hierbas, así como la contaminación química creada para hacer frente a los problemas (ya que las diferentes especies sufren diferentes plagas);
  • evita la erosión del suelo gracias a los diferentes sistemas de raíces;
  • protege el suelo del agotamiento, ya que la diversidad de plantas potencia la liberación de nutrientes, eliminando así las aplicaciones de fertilizantes sintéticos que no están permitidas en la agricultura orgánica;
  • aumenta el rendimiento y reduce los costes.

Cultivo de cobertura

Este enfoque de la agricultura orgánica consiste en cubrir el campo, parcialmente o completamente, con cualquier especie vegetal entre las hileras de cultivo, ya sea durante una temporada determinada o de forma perenne. Los cultivos de cobertura evitan la erosión del suelo, mejoran la filtración del agua y la aireación con sus raíces. Además, eliminan las malas hierbas con la parte superior, al privar a la vegetación no deseada de luz solar.

Abono verde

La mezcla de plantas verdes con el suelo lo enriquece con materias orgánicas, y nitrógeno en particular. También aumenta los niveles de humedad y añade nutrientes para los microorganismos, mejorando así la calidad del suelo. Este método de agricultura orgánica también reduce la infestación de malas hierbas.

Abono animal

Esta práctica enriquece el suelo con componentes naturales procedentes de animales, ya sea en bruto o compostados (excluyendo los subproductos de la matanza). Sin embargo, existen restricciones, ya que el material no debe contener ningún aditivo sintético, el suelo debe ser analizado antes de las aplicaciones y este abono sólo se permite al menos tres meses antes de la cosecha.

El abono compostado es preferible ya que su volumen es más compacto y contienen menos patógenos y potenciales contaminantes.

Manejo integrado de malas hierbas

Los productos agroquímicos pesados no están permitidos en la agricultura orgánica. Por ello, el control de malas hierbas se realiza a través de otras opciones del manejo integrado de malas hierbas (prevención, biológica, física y cultural):

  • prevención de la penetración de las malas hierbas en el campo con maquinaria, animales, aguas de riego;
  • deshierbe manual;
  • rotación de cultivos;
  • mantillo;
  • productos químicos naturales para detener la germinación;
  • henificación antes de la siembra;
  • introducción de poblaciones de pájaros/insectos para que consuman las semillas de las malas hierbas, etc.

Texto original en el siguiente enlace.