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Con mejores pasturas y suplementación, logran mil kilos de carne por hectárea

19 de Noviembre 2018

Para los ganaderos del noreste de Formosa las dificultades están a la vuelta de la esquina. En esa provincia, ocho de cada diez productores tienen hasta 25 hectáreas, de las que obtienen un rinde anual promedio que oscila entre 45 y 65 kilos de carne por hectárea.    En este contexto, a mediados de 2014, extensionistas de las unidades de Laguna Blanca y El Colorado del INTA encararon un proyecto ambicioso: aumentar la producción de kilos de carne en el rodeo vacuno. Y a corto plazo.    La experiencia se desarrolló en un campo típico de la zona de Tres Lagunas, propiedad del productor César Díaz. Gracias al trabajo sostenido durante unos diez años, en los que perfeccionaron el manejo de pasturas megatérmicas y la suplementación, lograron un aumento del 150 por ciento en el peso promedio de los novillitos, que pasaron de 126 a 316 kilos.    A su vez, durante ese ciclo fueron capaces de producir mil kilos de carne por hectárea, muy por encima del promedio provincial. El plus fue que el aumento de peso se plasmó en tiempo récord. (Blog: Producción de carne a ciclo completo)   Variables   Pero ¿cómo lo lograron? “Lo que más nos impactó fue que en tan poco tiempo se haya podido aumentar el peso de los animales”, dijo Díaz, dueño del campo San Miguel, de 96 hectáreas, ubicado a la vera de la ruta provincial 3 en la zona de Tres Lagunas, donde se llevó a cabo este trabajo. Hoy ya vendió sus novillos, pero la experiencia quedó al alcance de todos.   Tras un trabajo de investigación y diagnóstico en el territorio, evaluadas las problemáticas en cuanto a la ganadería vacuna, la experiencia hizo foco en la suplementación de alimentos para los novillitos y la combinación de técnicas de manejo de pasturas como las recomendaciones más eficientes para aumentar la producción de kilos de carne por hectárea.   “Utilizamos 32 novillitos de 126 kilos promedio que fueron distribuidos en seis hectáreas. Después dividimos en dos el lote y enviamos la mitad de los novillos para cada parcela”, explicó Hugo Fretes, técnico del INTA Laguna Blanca –Formosa–. Un año después, en 2015, el peso promedio de los animales llegó a 316 kilos.    Al final del camino, tras 258 días de suplementación concreta, los números fueron categóricos: al campo de Díaz ingresaron 4.165 kilos en terneros y finalizaron 10.435 kilos en novillitos. En poco más de seis hectáreas, se produjeron 6.277 kilos con un costo de producción de 6,3 kilos por kilo de carne.   Experiencias   “Al hacer este tipo de ensayos en las chacras de los productores lo que pretendemos es demostrarles que con buen manejo es posible obtener estos resultados”, expresó Diego Ramilo, coordinador nacional de Transferencia y Extensión del Inta.   Ramilo agregó que los resultados de esta experiencia fueron presentados ante productores de la zona en el mismo campo de Díaz. “A partir de esa presentación ya surgieron demandas de otros ganaderos que quieren hacer lo mismo. Y, en las cooperativas locales, hoy ya observamos una mayor demanda de semilla de algodón para suplementación a raíz de estos resultados”, indicó.   “Este ensayo demuestra que los pequeños productores, aun con superficies reducidas, al incorporar tecnologías –no sólo duras sino de procesos y conocimientos– también pueden ser altamente eficientes”, afirmó Ramilo. A su vez, el coordinador del INTA señaló que “este esfuerzo institucional también es útil para que los dirigentes políticos cuenten con información técnica y validada a campo para diseñar políticas sectoriales de alto impacto y bajo costo, como planes ganaderos provinciales, entre diversas herramientas de gestión”.   Esta experiencia se realizó de manera articulada con el Ministerio de la Producción y Ambiente de la provincia de Formosa, que cedió las balanzas utilizadas para pesar a los animales y seguir el ensayo de suplementación mes a mes. Además, la investigación nació en el marco del Proyecto Regional de Desarrollo del Este de Formosa, con la intención de dar respuestas a una de las máximas necesidades de los productores locales.     Algodón en la comida   La suplementación fue decisiva para que el ganado bovino aumentara de peso diariamente, creciera en su carga animal y avanzara en productividad. Además, el desafío de esta experiencia fue hacerlo en el corto plazo, en un espacio reducido y mejorando la utilización de pasturas.   “En un principio la suplementación se inició con 1,5 kilos de maíz, más 1 kilo de semilla de algodón, más 30 gramos de urea. Toda una ración de alimentos que se fueron ajustando en función del aumento de peso de los animales”, explicó Fretes, quien trabajó junto con los ingenieros agrónomos Eda Avico, Eduardo Alberto, Randolf Terrazas y el ingeniero zootecnista Fernando Nenning.   Los técnicos del INTA, tras analizar el suelo, evaluaron qué especies forrajeras funcionarían en medio de pastizales naturales y grandes parcelas sobrepastoreadas. Allí el objetivo fue pensar en una suplementación de novillitos sobre pasturas megatérmicas que sirvan para lograr ganancias de peso diarias en los animales y compensar, por ejemplo, desbalances nutricionales de los campos.   “El animal tiene que engordar con pasto porque ahí está la ganancia”, indicó Fretes. De acuerdo con el técnico, en algunos lugares de Formosa el precio del maíz actualmente ronda los tres pesos por kilo.   Potencialidad   “Aquí se concentra la mayor cantidad de minifundios. El 82 por ciento de los campos son de hasta 25 hectáreas en promedio”, explicó el coordinador del Proyecto Regional enfoque Territorial (PRET), Eduardo Alberto.   En la zona disminuyó la producción de algodón por dificultades contras las plagas, principalmente el picudo, pero creció la producción maicera y hortícola de pimientos, zapallos, batatas y mandioca. (Blog: Producción de carne ecológica)   “La ganadería para los productores minifundistas es una caja de ahorro. Su mirada es más bien la de un tenedor de hacienda. Por eso es importante aumentar el kilo de carne del ganado y también la producción de leche”, dijo Alberto.   Tras una demostración a campo frente a productores de toda la región, en el mismo establecimiento de Díaz las conclusiones de este trabajo de transferencia de tecnología e investigación del INTA hacia los productores pueden verse plasmadas en la producción diaria de esta zona, donde los productores apuestan con mayor concientización a la suplementación de sus animales y al manejo eficiente de los pastizales naturales.   Texto tomado del siguiente enlace