Por: Juan Carlos Maya L.
La nueva realidad social basada en las tecnologías de la información y las comunicaciones nos ha interconectado más que nunca y ha creado una constante necesidad de generar vínculos sociales en redes y un mayor involucramiento dentro de aquellas por parte de las personas, esto de por sí se ha convertido de forma probada y demostrable en una especie de vicio para la humanidad, pero es así, debido a que sus beneficios son indiscutibles y sus resultados son revolucionarios.
Así mismo, aprovechando que el grueso de la economía mundial opera mediante estos mecanismos de telecomunicaciones y el gran nexo entre la sociedad y estas tecnologías, las empresas que buscan participar de manera activa en los mercados están obligadas a hacer uso de dichas tecnologías a riesgo de desaparecer, lo cual, las optimiza de forma radical y aumentan la facilidad y calidad de sus procesos, logrando también una mayor penetración en los mercados de valor, así como su impacto social, lo cual se ve ineludiblemente traducido en ganancias y prosperidad mutua para el mundo entero.
Dicho esto, es más que evidente que esta nueva sociedad llegó para quedarse y seguirá tomando mayor arraigo en los círculos personales y empresariales, esto, a medida que el interés de las empresas y los gobiernos quieran desarrollar los mercados y el conocimiento sus ciudadanos, fruto del acceso libre a la información.
Las cifras a nivel de cibercrimen a nivel nacional pueden determinarse con el número de noticias criminales expedidas por la Fiscalía General de la Nación, donde en el año 2022, se registraron en total 72.662 y el primer semestre de 2023, se registran un número de 22.618, para un total en apenas año y medio de 95.280.
Esta cifra nos da un panorama bastante preciso de cómo el ente investigador percibe la situación nacional en esta materia producto de la información dada por los denunciantes y la dilucidada por los entes estatales, entre otros, pero aquella, obviamente, no tiene en cuenta los eventos que no se registran, cuestión que se puede dar por diferentes motivos tales como:
Debido a que el daño causado es menor y no resulta rentable o amerita el esfuerzo el denunciar,
A causa de que el criminal informático a través de extorsiones o chantajes restringe a la víctima el realizar las denuncias,
Producto de que el usuario o empresa tiene la capacidad instalada y los conocimientos técnicos para repeler los ataques de manera simple sin acercarse a la autoridad.
Fruto de la desconfianza institucional, propagada por noticias falsas y falta de resultados de los responsables de la Ley y el orden,
En razón a que no se es consciente de que está siendo víctima de un cibercrimen,
Por el desconocimiento de los canales y mecanismos para denunciar.
Así las cosas, en nuestro saber, es claro que el fenómeno de cibercriminalidad es mucho más amplio que lo indicado por las cifras de la fiscalía, por lo cual, podemos concluir debido a la gran cantidad de eventos, que es necesario tener a la mano soluciones rápidas efectivas y directas para defendernos de este tipo de actividades, salvaguardar nuestros derechos y exigir a la autoridad el apoyo en la defensa de aquellos.