Alfonso Santana Díaz

Cifras peligrosas que impactan al ganadero

Por Alfonso Santana Díaz - 03 de Octubre 2025


La semana pasada el DANE publicó las estadísticas vitales de nacimientos y defunciones no fetales definitivas del año 2024, las cuales sorprendieron por la disminución importante de nacimientos registrada entre 2021 y 2024 —y que es previsible que continúen en 2025—. Es una tendencia que les imprime a las actividades productivas rurales mayor presión; que obliga a pensar no sólo en cómo compensar el estancamiento del relevo generacional, sino en aumentos de costos, de soluciones tecnológicas innovadoras y en la revaluación de la suficiencia del modelo de pequeños productores tal como está funcionando hoy.

Esa tendencia se suma a otros factores de una realidad rural salpicada de violencia, desplazamientos, ausencia de servicios de salud, educación y de infraestructura vial, que aísla especialmente a pequeños productores y los condena a la producción para el consumo propio y muy poco para comercializar de tal manera que le permita generar ingresos suficientes, además de que perpetua el jornaleo, y explica las constantes manifestaciones que desde hace un buen tiempo vienen haciendo productores agrícolas y ganaderos sobre las dificultades que atraviesan por la falta de mano de obra, y en especial de mano de obra calificada.

Pues bien, las recientes estadísticas de nacimientos no sólo confirman esa tendencia, sino que muestran un abrupto cambio. En efecto, entre 2017 y 2021, el promedio anual de disminución de nacimientos se ubicó en 1.6 %, en tanto que entre este último año hasta 2024 el promedio anual saltó a 9.7 % —se multiplicó por 6—, manteniéndose en 2025 que puede terminar con una disminución adicional de 8 %.

A par coexiste el envejecimiento de población rural sin una tasa de reemplazo —que es requisito para mantener las actividades productivas—. En el sector ganadero, por ejemplo, el 59 % de los hombres y el 54 % de las mujeres tienen más de 50 años. Y, de contera, con una falencia en el nivel educativo. El 7 % de los productores ganaderos no tiene ningún nivel de educación, el 52% escasamente llega a educación básica, y sólo el 3 % tiene capacitación técnica y tecnológica. Lastimosamente ese es el marco del nivel educativo del 60 % de nuestro sector ganadero. Paralelamente funciona en el sector rural, una economía ilícita que deja billones de pesos al año a narcotraficantes.

A propósito de esto último, llama la atención del informe del DANE —o mejor comprueba el efecto de una economía que interna el consumo de narcóticos—, la cifra de comorbilidades. Dice el documento que …se puede observar una alta frecuencia de casos con comorbilidades en el grupo de Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de sustancias psicoactivas, que analizados teniendo en cuenta la edad de fallecido y el tipo de sustancia psicoactiva, permiten encontrar nuevos escenarios de debate e investigación para los actores interesados. Es así como, por ejemplo, para el grupo de edad comprendido entre los 18 y los 28 años, se encuentra que la mayoría de las causas de defunción que presentan comorbilidades con el consumo de sustancia psicoactivas corresponden al grupo múltiples drogas o al uso de otras sustancias psicoactivas, con mayores frecuencias en las defunciones por Tuberculosis, Enfermedad por el VIH (SIDA), y Enfermedades isquémicas del corazón. No se puede pasar por alto que Colombia es el país con mayor producción de coca y otras sustancias nocivas. Son 253 mil hectáreas cultivadas con coca.

Otra realidad que trae el informe, y que resulta dolorosa para un sector como el ganadero —que produce proteína y otros nutrientes como la leche—, es comprobar que la tasa de mortalidad por desnutrición en menores de cinco años se ubique en 2024 en 6,5 %, pese a que disminuyó frente a la de 2023.

El corolario no puede ser diferente: Colombia sigue en la senda de las fallas estructurales sin resolver. El de la nutrición infantil, el de la innovación tecnológica en el sector agropecuario para superar el tema de la falta de mano de obra o de la baja productividad, son algunas de las tareas cuyo aplazamiento genera retrasos en el desarrollo social y económico del país y del sector, así como grandes costos, y pérdida de oportunidades. En el entretanto seguimos con el embeleco de una mal llamada paz total, pateando la lonchera, y armando trifulcas para ocultar verdades e intereses.