Alfonso Santana Díaz

¿Cómo quedan los ganaderos en la Ruta de la Seda?

Por Alfonso Santana Díaz - 15 de Mayo 2025


«El que madruga Dios le ayuda» y eso es lo que ha ocurrido con la ganadería bovina colombiana frente a China. Hoy este sector ha recogido la experiencia de exportar con éxito carne bovina a ese país, ya sabe cómo hacerlo y sabe que tiene la materia prima para hacerlo.

Luego de una gestión comercial activa y permanente con asistencia a ferias y giras internacionales en la que participaron los ministerios de Comercio, Agricultura, Procolombia, el ICA, el INVIMA, y FEDEGÁN como sector privado, el país ganadero recibió una gran noticia en septiembre de 2023: la República Popular China aprobó el protocolo sanitario para exportar carne bovina de Colombia a ese país. Se abrió así la puerta de un mercado de más de 1.500 millones de habitantes.

Seis meses después de la apertura de este mercado –que vale la pena recalcar se concretó luego de 13 años de gestión incansable de Fedegán-FEP–, se dio otra gran noticia: la Administración General de Aduanas de la República Popular de China (GACC) habilitó dos plantas colombianas para exportar carne colombiana a China: los frigoríficos de Red Cárnica S.A.S. en Bucaramanga y Ciénaga de Oro (Córdoba) de la empresa Minerva Foods.

Vino finalmente otro hito que marcaría esa ruta: el primer envío de carne. Eso ocurrió hace exactamente un año. El 17 de mayo, la empresa Minerva Foods realizó el primer envío de 55 toneladas de carne bovina al mercado chino. Al final de 2024 Colombia terminó exportando hacia China 7744 toneladas por 33,7 millones de dólares, ubicándose en el segundo destino de las exportaciones de carne de Colombia después de Rusia. En el primer trimestre de este año se han exportado 1.124 toneladas, equivalentes a $ 6 millones de dólares.

¿Cómo quedan y qué esperarían los ganaderos colombianos como resultado de la firma entre los gobiernos de Colombia y la República Popular China de un plan de cooperación ​en el marco de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta, también conocida como la Nueva Ruta de la Seda?

Casi es de Perogrullo la respuesta: consolidar e incrementar las exportaciones de carne. Es un interés histórico del sector sobre el cual viene trabajando desde cuando se inició la campaña de vacunación contra la fiebre aftosa. Este interés está dentro los objetivos acordados en esta cooperación, en la que se propone diversificar e incrementar las exportaciones colombianas y productos agropecuarios que cumplan con requisitos sanitarios –y esto último ya lo tenemos con China–. También se habla de desarrollar conjuntamente tecnologías limpias y prácticas sostenibles en varios sectores entre los cuales se encuentra la agricultura.

Indudablemente esto le impone un gran reto al sector ganadero colombiano, que debe superar muy rápidamente obstáculos de productividad, buenas prácticas ganaderas, sostenibilidad ambiental y manejo de costos de producción, entre otros.

Pero lo que es una buena perspectiva para el sector ganadero no lo es tanto para la estrategia que hasta el momento ha esbozado el gobierno. La pregunta válida es ¿qué le vamos a vender a china? Pregunta que trasciende el argumento simplista de que «Somos libres, soberanos e independientes» o que vamos a restarle importancia al canal de Panamá –que sugiere una adhesión para buscar una retaliación con Estados Unidos–.

Con el ingreso a la Ruta de la Seda el gobierno espera en el corto plazo reducir el déficit comercial de 14 mil millones de dólares que tiene Colombia con China. Y también espera que producciones agropecuarias con destino a China tengan origen en zonas de conflicto. ¡Grave, para soportar un comercio internacional de tamaña envergadura a partir de regiones productoras de coca e infectadas de narcotráfico!

Lo que sí es claro son los objetivos de China –que son los que desarrollado en otros países–: financiar infraestructura preferencialmente para fortalecer su comercio. En otros términos, es la nueva tarjeta de crédito para construir infraestructura que, como cualquier tarjeta de crédito, resulta a la larga onerosa y altamente dependiente. Como reza un viejo refrán del campo, «no hay que ensillar las bestias antes de traerlas», pues finalmente la bestia no es el caballo sino quien lo ensilla antes de traerlo.