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Cuando un amigo se va...

Por CONtexto ganadero - 28 de Enero 2014

Cómo no deplorar el sensible fallecimiento del galeno Jorge Daza Barriga, víctima de un aleve atentado el día de ayer en Barranquilla en la puerta de su residencia perpetrado a mansalva por sicarios insensibles e insensatos del sórdido mundo de la crminalidad.

Amylkar D. Acosta M

Cómo no deplorar el sensible fallecimiento del galeno Jorge Daza Barriga, víctima de un aleve atentado el día de ayer en Barranquilla en la puerta de su residencia perpetrado a mansalva por sicarios insensibles e insensatos del sórdido mundo de la crminalidad. Se trata de un profesional de la medicina con especialidad en neurología, que honraba con su ejercicio el juramento hipocrático que hizo al momento de graduarse en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena.

El Médico Jorge Daza era un hombre sencillo, de cuna humilde, natal de  Distracción (La guajira), que se formó con grandes esfuerzos y con gran tenacidad, animado, como decía él por su “deseo incesante de ser médico”.

Jorge fue en vida uno de los más destacados profesionales de La guajira, con una gran proyección a nivel nacional, se desempeñó como secretario de Salud del Distrito de Barranquilla y, además del consagrado ejercicio de su profesión, ejercía la docencia. Presidió tanto la Asociación Colombiana de Neurología como la Asociación Colombiana para el estudio del dolor.  (Columna: El marchitamiento de la Seguridad Democrática)

Fue un profesional brillante, de una trayectoria impecable, publicó más de treinta artículos en revistas especializadas y tres libros sobre el dolor y era considerado como el gran protector de los guajiros, por la acogida que le daba en su consultorio a cuanto guajiro requería de sus servicios, sin reparar si tenía con qué pagarle. Su vocación de servicio no conoció límites. Ah falta que nos va a hacer!

Además de la medicina su otra pasión era la música vallenata, que lo llevó a promover y presidir la Fundación Cultura Vallenata; fue, además de compositor, interprete del vallenato. Eran de su predilección las composiciones de Rafael Escalona, Tobías Pumarejo y Roberto Calderón, así se puede constatar en sus varias producciones discográficas, la más reciente en 2012.

Una buena semblanza de su vida, en la que se destaca la forma como se solazaba interpretando sus canciones preferidas, la encontramos en el programa Impacto con Sergio García en Telecaribe, al cual se puede acceder en youtube.com. Su vida oscilaba entre la medicina y el vallenato; quienes le cegaron la vida le arrebataron de sus manos el escalpelo del neurocirujano y callaron al cantor y cuando “calla el cantor calla la vida, porque la vida, la vida misma, es todo un canto”, nos enseñó la inolvidable Mercedes Sosa. (Lea: 64% de los ganaderos del país señala que la seguridad se ha deteriorado)

Su temprana desaparición (¡apenas 63 años cumplidos!), en la flor de la vida y cuando más esperábamos de él, nos priva de un gran amigo, coetáneo, de un gran señor, irremplazable por lo demás, porque, como dice la canción de Alberto Cortez “cuando un amigo se va ?queda un espacio vacío ?que no lo puede llenar ?la llegada de otro amigo. ?Cuando un amigo se va ?queda un tizón encendido ?que no se puede apagar ?ni con las aguas de un río”. En medio del repudio y la indignación por este vil asesinato y la congoja que invade a sus habitantes por esta pérdida irreparable, La guajira toda le da el último adiós a uno de sus mejores hijos. Paz en su tumba

Bogotá, enero 25 de 2014


[1] Ministro de Minas y Energía