El convulsionado escenario global de la alimentación no es solo una cuestión de dietas y recetas, sino un contexto en el que la carne ocupa un lugar de profunda controversia, debate y reflexión. La reciente reunión del Comité de Salud y Nutrición Humana del Secretariado Mundial de la Carne, realizada en París del 1 al 3 de septiembre de 2025, dejó al descubierto una serie de desafíos y oportunidades que atraviesan no solo los sistemas alimentarios, sino también las políticas, la ciencia y las comunidades que en ellos participan.
Desde el corazón de Europa hasta las costas del Pacífico, los participantes de distintas regiones —América, Oceanía y Europa, entre otras— compartieron sus investigaciones, políticas y prácticas sobre el papel de la carne en una dieta que busca ser saludable y sostenible. Sin embargo, en medio de la vorágine de datos y tendencias, emergieron temas clave: la diferenciación entre proteínas; la importancia de los aminoácidos y nutrientes esenciales que solo ciertos alimentos de origen animal proporcionan; y la evidencia —cada vez más sólida— de que una dieta rica en proteínas, acompañada de ejercicio físico, es vital en todas las etapas de la vida para mantener la salud muscular y general.
Pero no todo es ciencia pura: también se abordaron retos sociales y económicos que no pueden dejarse de lado. La asequibilidad de la carne, su impacto medioambiental y la necesidad de una transición alimentaria justa y equilibrada estuvieron en el centro del debate. La tendencia global, con sus políticas de etiquetado y marcos de sostenibilidad, está configurando un futuro en el que la carne tendrá que demostrar su valor sin dejar de lado su impacto ecológico y social.
En la misma línea, la comunicación emergió como una herramienta fundamental. No basta con tener evidencia científica sólida: también hay que contar historias cercanas, que conecten con las personas, desmonten mitos, muestren beneficios reales y combatan la cada vez más persistente desinformación. Los videos cortos y las redes sociales, esa especie de escenario colectivo digital, son cruciales para influir en la confianza y en las decisiones de consumo. La batalla por entender y valorar la carne no solo se libra en la ciencia, sino también en las historias e imágenes que llegan a todos los rincones del mundo.
El debate sobre las tendencias de consumo también fue protagonista. La influencia de los fármacos agonistas de GLP-1 para adelgazar, los nuevos hábitos alimenticios y el valor que hoy se da a la salud en la elección de alimentos configuran un escenario en el que la carne debe adaptarse, responder y, sobre todo, entender. La interacción entre sabor, salud y comunicación digital se ha convertido en un triángulo que define la percepción pública y que, en última instancia, determinará el rol futuro de la carne en nuestras mesas.
Como en toda buena reunión, hubo espacio para el disfrute que va más allá de la discusión académica. La oportunidad de explorar París, su gastronomía y su cultura fue aprovechada por los participantes, que visitaron desde restaurantes locales hasta la Escuela Nacional de Comercio Cárnico. Allí conocieron de primera mano cómo se forman los profesionales que trabajan con la carne, cómo se actualizan y cómo innovan en sus procesos, en un ambiente que mezcla tradición y modernidad.
Cada país aportó su visión, sus desafíos y sus éxitos. Desde la optimización de recursos nutricionales en Nueva Zelanda hasta campañas de sensibilización en Canadá, pasando por las estrategias para combatir la deficiencia de hierro en Suecia o los programas escolares de Uruguay, todos apuntan a demostrar que la carne, en sus múltiples formas, tiene un papel vital en la salud pública y en la organización social.
El futuro no está escrito. El Comité de Salud y Nutrición Humana del Secretariado Mundial de la Carne continuará su travesía, alineando la evidencia, perfeccionando mensajes y promoviendo un entendimiento más profundo de la carne en un mundo en cambio acelerado. Porque, al fin y al cabo, la pregunta no es solo qué comemos, sino qué queremos construir en torno a nuestra alimentación y nuestra cultura. Y en ese camino, la carne tiene mucho que decir.