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Deseos de año nuevo

Por - 28 de Febrero 2023

Año nuevo, vida nueva, dice la canción popular muy escuchada para estos días. Bien si pudiera hacerse un borrón de las dificultades que debió surtir el sector en 2018 y apelar a la tradición de las doce uvas y pedir un deseo de prosperidad en cada campanazo, muy seguramente podrían ordenarse como sigue.

El primero, recuperar el estatus sanitario de país libre de aftosa con vacunación al ser el principal activo del sector, pues sin él nos autoimponemos serias restricciones en el comercio internacional.   Justamente el segundo deseo es el de tener en 2019 unas exportaciones dinámicas tanto en animales vivos, y ojalá mucho más en carne; en donde se pueda al menos doblar lo hecho en 2018 y alcanzar USD200 millones, priorizando los mercados actuales pero orientándonos, además, a los desaprovechados TLC.   Y no se debe descuidar el mercado interno, como tercer deseo, que permita incrementar el consumo per cápita de carne y leche. Aquí sin duda será necesario la promoción de la demanda con buen marketing y creatividad impulsada en los medios de comunicación, pero además el Gobierno Nacional, las industrias lechera y cárnica y el sector ganadero, podrán crear alianzas para fomentar el consumo en estratos de bajo ingreso.   Mantener las importaciones a raya, especialmente las de leche en polvo y lactosueros, serán tarea fundamental para el bienestar del sector. Bien vale entonces que las subastas de leche en polvo entera puedan seguirse realizando en la Bolsa Mercantil, pero que además sean ampliadas para la descremada.   Mientras suena el quinto campanazo, vale la pena pedir por la industria lechera, para que le paguen al productor el precio justo y se incremente el acopio. Deseo que puede ser ampliado a un sexto, para que los supermercados puedan cobrarle al consumidor un precio más bajo, labor que los almacenes de bajo costo han demostrado, sí se puede.   El séptimo deseo va por la lucha al contrabando, especialmente en la frontera con Venezuela de 2.219 km. De controlarse efectivamente tal situación, el sacrificio formal y el comercio de productos cárnicos y lácteos podrían recuperar su tendencia normal, deprimida en los últimos años.   Tampoco se puede dejar a un lado el asunto ambiental, especialmente el relacionado con fenómenos climáticos cada vez más intensos y frecuentes. El querer para 2019 es que se cuenten con políticas públicas que permitan mitigar sus efectos.   Y por supuesto el noveno tiene que ver con la continuación de la transformación de nuestra ganadería a una de naturaleza sostenible en sistemas silvopastoriles y agroforestales.   Al sabor de la décima uva bien vale pedir por unos precios decentes en los insumos de producción que han hecho cada vez más costoso producir carne y leche, además de solicitar que la Superintendencia de Industria y Comercio actúe en los casos que lo deba hacer, y lo haga con contundencia y rigor.   Los dos deseos finales son de los más importantes. El undécimo es el de recuperar la seguridad rural tan desmejorada en los últimos ocho años, para que cualquier actividad agropecuaria pueda ser rentable, productiva y eficiente.   Y el último tiene que ver con ordenar el tema de parafiscalidad ganadera haciendo cumplir lo que ordena la ley 089 de 1993, pues luego de las antijurídicas decisiones tomadas en el gobierno anterior, solo han venido problemáticas y retrocesos para el sector.   Seguramente necesitará el sector más de doce uvas, pero concentrándose en estos temas fundamentales que, por supuesto, requerirán más acciones y actividades, podremos llegar a un 2020 con mayor generación de bienestar a los más de 500 mil productores que hacen parte de la ganadería colombiana.