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Entre el tecnicismo y la lógica

Por - 01 de Marzo 2023

Hay que incluirle al análisis frio de los tecnócratas en las negociaciones del salario mínimo elementos de la realidad social.

Algunos economistas, por no decir la mayoría, apelamos al diseño de modelos de predicción con el fin de simular condiciones y situaciones futuras, de acuerdo con la información histórica. Esto puede ser bueno si se piensa en anticiparse a eventos que pueden ser catastróficos.

Sin embargo, ningún modelo es capaz de servir como bola de cristal y tener un cien por ciento de efectividad, o acaso alguna predicción económica hace un año indicaba lo que pasaría en 2020. Ninguna. Faltó incluir un murciélago en el modelo.

Algo similar ocurre hoy en las discusiones sobre el incremento del salario mínimo. De un lado los que se apoyan en la formula típica que no debería incrementarse más allá de lo que indica la ecuación de inflación y productividad, y otros que apelan a que exista mayor conciencia sobre las realidades sociales del país, pero que dejan por fuera elementos fundamentales de la macroeconomía.

Al respecto, una pregunta que me hago es qué tanto cayó realmente la productividad, o mejor, a qué se debió tal situación. Cuando se habla de esa caída, casi lo que queda en el imaginario es que los trabajadores dejaron de producir más porque estaban jugando domino o haciendo visita en horas laborales. Esto no fue así.

En 2020 se dejó de producir porque el consumo se deterioró, y esa es la única realidad; aun así, muchas cadenas de valor siguieron produciendo más que en 2019, como fue el caso de las del sector agropecuario.

Ahora bien, quienes no tuvieron pérdida de desempleo, incrementaron sus niveles de productividad al no tener que dedicar tiempo a movilizarse e incluso al tener tácitamente una jornada laboral que traspasaba los horarios establecidos, nos volvimos puntuales para llegar a las reuniones, e incluso se atendieron dos o tres simultáneamente ¿no fuimos productivos entonces?

Aquí, en pro de la dinámica económica, no podemos quedarnos en el análisis frio de los tecnócratas, sino hay que incluirle elementos de la realidad social. Seguramente salarios altos si puedan ajustarse al 2%, pero en el salario mínimo se requiere mayor generosidad, pues al fin y al cabo ese ingreso es el que compra lo que nosotros producimos.

¿Incertidumbre inflacionaria al ser más generosos? Ninguna. El país ha registrado inflación más alta en los últimos años y la economía sigue dinámica. No somos Venezuela, con inflación de 1500%; perfectamente la meta del Banco de la Republica para 2021 podría seguir entre 2% y 4%.

Precisamente los tres ejercicios de “día sin IVA” que se realizaron en meses anteriores, demostraron la importancia que tiene la reactivación del consumo para recuperar la senda de crecimiento económico. Con una reforma tributaria que se anuncia, darle un poco más de capacidad de ingreso disponible a las familias no caerá nada mal. Más consumo también significará más entrada por tributos para el Gobierno Nacional, sobre todo en tiempos en donde los recursos de endeudamiento estarán tan limitados por cuenta de lo ocurrido en 2020.

Pongámonos en el lugar de los demás y en medio de la lógica y se encontrará la cifra de concertación. Felices Fiestas.

@ojcubillosp