*Está claro que la ganadería colombiana nada gana con las discusiones y enfrentamientos entre los ganaderos y el Gobierno, y entre ellos mismos por iguales motivos.
Dividir el sector es perder; y auspiciar la división como estrategia para ejercer el poder, es una imperdonable equivocación.*
Ejercer controles y adelantar los programas institucionales pertinentes dentro del marco Constitucional y legal, es el paso a seguir, mientras los personalismos e intereses políticos, que son el supuesto transafondo del asunto, le restan importancia a lo que verdaderamente se necesita como solución. De la ganadería forma parte un universo plural de individuos a quienes el Estado les debe garantizar el derecho a asociarse, a pensar y a opiniar, sin el peligro de la intimidación o de la discriminación. Pero la alternativa tampoco está en la simple dialéctica o en la movilizacion de masas llenas de necesidades, a quienes aplaudir se les convierte en una esperanza, cuando lo que se requiere son hechos y resultados concretos. Incitar a la animadversión y a los odios, es perverso. Quienes ovaciónan emocionados a cambio de promesas, no han caído en cuenta del resquebrajamiento gremial que con su euforia pueden provocar. Quienes escriben para destruir y obtener ventajas de la discordia que auspician, le están haciendo un grave daño al país. Cuando haya que investigar, dejemos que los organismos especializados en la materia se pronuncien. Quienes pretendan ejercer "justicia" por su propia mano, o mejor, con su propia lengua, sin respetar el debido proceso y el derecho a la legítima defensa, están sembrando la anarquía y contribuyendo al caos. Así no es, me da mucha pena. Mi posición no es a favor de uno u otro bando, comenzando porque no tengo coincidencias, ni obligacoones políticas con las partes. Mi interés es la unidad y el bienestar gremial porque unidos somos más. Mi propósito es defender la institucionalidad, soporte de la democracia. Mi petición es la de hablar siempre con la verdad, razón de ser de la justicia. Mi afán no es otro que llamar a la reflexión, en un momento en el que se necesita más de la cordura que de la agresión. Debates con altura y acuerdos sensatos y razonables. Si no hay entendimiento con los gremios, imaginénse que podrá esperarse para la época del posconflicto. Propíciense y llévense a cabo las investigaciones a que haya lugar por parte de los órganos respectivos, pero no permitamos descomponer la ganadería instándola a su desarticulación.