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Hacia 2019

Por - 12 de Diciembre 2018

El presente año finaliza con unas graves consecuencias para el sector cárnico colombiano por cuenta de los brotes de fiebre aftosa y la pérdida del estatus sanitario del país; además de los ya viejos conocidos, pero aún latentes, problemas de sacrificio clandestino, abigeato, contrabando de animales y de carne.

2018 terminaría con un crecimiento en el sacrificio formal de no más del 1,5 %, es decir un poco más de 3,4 millones de animales, cifra que entrega un sabor agridulce. De un lado estamos alejados de los 4,1 millones de cabezas faenadas en 2013, es más hoy deberían procesarse 4,3 millones. De otro lado, la caída en el sacrificio que se registraba desde 2014, al menos ya muestra un cambio de tendencia.   Para 2019 los desafíos se concentran, sin duda, en hacer de la cadena de valor una de talla mundial. Dicho objetivo no solo pasa por encontrar condiciones favorables en las variables de mercado sino en el fortalecimiento institucional, especialmente de las entidades sanitarias y las encargadas de la inspección, vigilancia y control.   En cuanto al mercado, no es desconocido que los precios de los animales vivos tuvieron unos vaivenes desafortunados que terminaron afectando a la economía ganadera. Los mejores precios relativos, en virtud de la tasa de cambio de Brasil, hicieron que muchos de los compradores habituales de Colombia terminaran trasladándose hacia el mercado carioca pues resultaba alrededor de 16 % más barato adquirirlos allí. Situación originada puramente por efectos cambiarios.   Pero además la caída del precio interno de animales flacos y gordos, terminó siendo una consecuencia de la reaparición de la fiebre aftosa. Una baja en promedio de 13% en apenas un mes, y que apenas hoy trata de dar muestras de recuperación, terminó por generar pérdidas de más de 180 mil millones de pesos, solo por cuenta del desplome en su cotización.   2018 debió terminar con exportaciones de carne superiores a las 24 mil toneladas de carne y escasamente superará las 20 mil, y aunque muchos mercados como los de Medio Oriente o del Norte de África, decidieron seguir demandando carne colombiana a pesar de la problemática sanitaria, la reapertura de los que cerraron como el de Rusia solo se podrá dar después de abril de 2019.   Sin embargo, la cifra exportadora terminará siendo mejor que la de 2017 cuando se enviaron al exterior cerca de 17 mil toneladas de carne. No significa esto un parte de victoria, al contrario, es un llamado de atención para entender que la cadena cárnica es de las de mayor potencial exportador en el país, y no solo a nivel agropecuario; pero no la estamos aprovechando a pleno.   El mundo necesita carne de bovino, no hay mayor oferta, más sí la demanda es creciente. Por esto países como Líbano o Jordania no detuvieron su importación de carne o animales vivos desde Colombia, pues no tienen un proveedor reemplazante.   Bien 2019 deberá centrar sus esfuerzos en recomponer el Decreto 1500 para entender las dinámicas regionales, tener una ley que castigue con contundencia el abigeato como bien lo ha expresado el Gobierno Nacional y fortalecer la institucionalidad sanitaria para controlar el contrabando, y volver a tener un país con estatus sanitario propicio para la exportación.   El mundo habla de Colombia, de la transformación que está teniendo hacia una ganadería sostenible y de sus potencialidades en la exportación de carne. 2019 será el año de demostrar que lo bueno que se habla es totalmente cierto.