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Isagén: el objetivo del deseo

Por - 29 de Agosto 2013

ndudablemente las empresas más codiciadas por el sector privado en este momento, justamente por ser las tres joyas de la Corona en manos de la Nación, son en su orden ECOPETROL, ISA e ISAGEN y por ello mismo se han constituido en objeto del deseo de los intereses creados.

Indudablemente las empresas más codiciadas por el sector privado en este momento, justamente por ser las tres joyas de la Corona en manos de la Nación, son en su orden ECOPETROL, ISA e ISAGEN y por ello mismo se han constituido en objeto del deseo de los intereses creados.

A través de procesos de “democratización” de la propiedad  accionaria de ellas se abrió la escotilla para el progresivo proceso de su privatización, pero gracias a la resistencia de la opinión pública el Estado aún conserva el control de las mismas, en el primer caso con el 80% de las acciones, en el segundo con el 61.57% y en ISAGEN  con el 57.66% de la Nación, que se viene a sumar al 13% de EPM, para un gran total en manos del Estado del 70.6%.

ISAGEN es la tercera gran generadora que alimenta el SIN, después de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y EMGESA, cuenta con seis centrales de generación, dos trasvases y el proyecto de Hidrosogamoso, a punto de culminarse. Además, tiene en su carpeta 6 proyectos más para su ejecución, 3 de ellos hidroeléctricas, 2 de energía geotérmica y uno de energía eólica. Actualmente cuenta con una capacidad instalada de generación de 2.212 MW de potencia, que se complementará con los 820 MW adicionales una vez entre en operación Hidrosogamoso, cuyo avance a la fecha es del 71.5%, superando los 3.000 MW. (Lea: La fiebre privatizadora)

Su capacidad de generación oscila en torno a los 9.683.6 GWH, de los cuales 9.167.86 es de origen hídrico y 515.73 es de origen térmico; su participación en el mercado no regulado es de 21.4% y abastece a 272 clientes industriales. Es más, ISAGEN participa actualmente con el 16.45% de la energía que se transa a través del SIN y en el momento que entre en operación Hidrosogamoso dicha participación se elevará hasta representar el 22.5%.

Después de dos intentos fallidos de obtener de parte del Congreso de la República las facultades para vender otro 10% de la participación del Estado en ECOPETROL, ahora el turno es para ISAGEN, la que ha su vez ha tenido que sortear varias embestidas tendientes a enajenar el 57.6% de las acciones de la misma. (Lea: Incertidumbre por hidroeléctrica en Sogamoso)

Huelga decir que al perderse el control de ISAGEN por parte del Estado, la base de generación del país quedaría, excepción hecha de EPM de Medellín, prácticamente en manos de los particulares y recordemos que los únicos proyectos nuevos de generación que han entrado en funcionamiento en los últimos han sido los que han ejecutado las empresas públicas; de modo que, si nos hubiéramos atenido a los privados el país se habría visto a gatas para responder a los requerimientos del sector. 

Asumiremos, entonces, el riesgo de quedar a merced de la iniciativa privada que se rige por reglas distintas, que responden al interés particular que no siempre coincide con el interés público. Como bien lo dice el Director del Observatorio de Energía de la Universidad Nacional, Germán Corredor, con la venta de ISAGEN el Estado “se quedará sin un back-up en caso de requerir construir una hidroeléctrica para atender una emergencia energética”.

Como lo afirma el analista Mauricio Cabrera, “el argumento del gobierno es que los dividendos que reparte ISAGEN son menores que el costo de la deuda que tendría que contratar si no recibe los ingresos de la venta. Es cierto, pero es un argumento miope porque deja de lado las buenas posibilidades de aumento del valor de la empresa por las nuevas hidroeléctricas que está construyendo y las perspectivas de expansión que tiene*. El simple análisis financiero muestra que es un error privatizar a ISAGEN, y más grave si es para tapar un hueco fiscal”.* (Columna: ¿Y dónde están las bestias?**)

Resulta por lo demás  curiosa la tesis del exministro de Minas y Energía Jorge Eduardo Cock, quien para defender la venta de ISAGEN plantea que “el tamaño de la empresa le da posición dominante en el mercado, lo que con propiedad mayoritariamente del Estado central resulta más inconveniente” que si, en cambio, estuviera en manos privadas. Definitivamente, una mala causa empeora cuando se la trata de defender.