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La oportunidad está abierta

Por Oscar Cubillos Pedraza - 18 de Julio 2019

Entre 1980 y 2017 la población mundial registró un crecimiento de 69% pasando de 4.439 millones a 7.530 millones de habitantes. En el caso del hato bovino del mundo, el aumento tan solo fue de 23% al pasar de 1.217 millones a 1.492 millones de cabezas. ¿Qué implicaciones tiene este escenario?

Entre 1980 y 2017 la población mundial registró un crecimiento de 69% pasando de 4.439 millones a 7.530 millones de habitantes. En el caso del hato bovino del mundo, el aumento tan solo fue de 23% al pasar de 1.217 millones a 1.492 millones de cabezas. ¿Qué implicaciones tiene este escenario?

La primera de ellas es de mercado. Por supuesto la demanda de carne vacuna ha crecido a un ritmo mayor que el de la oferta, a falta de animales que garanticen el suministro permanente de esta proteína.

Tal situación ha permitido que el precio de la carne bovina, en el entorno mundial, sea el más alto frente a las de sus principales competidores. Hoy una tonelada de carne de cerdo es 63% más barata que la bovina a pesar de las implicaciones de presencia de peste porcina en el principal hato del mundo: el chino; y la de pollo se encuentra por debajo 79%.

Sin embargo el mercado siempre tratará de ajustar oferta y demanda. Con precios atractivos la intención natural sería la de hacer crecer el hato bovino, proceso que tardaría décadas, necesitaría recursos y requeriría suma de esfuerzos, por no decir políticas de Estado.

Es aquí en donde aparece la implicación ambiental. Contrariamente muchos países hoy tienen una mayor enfoque de cuidado ecológico, y consideran erradamente que la ganadería es una fuente contaminante, lo que ya se convierte en una barrera para el aumento del inventario ganadero.

La alternativa adicional es hacer más con lo mismo, es decir mayor eficiencia al obtener más carne con igual número de animales. Y esto se llama inversión, acceso a créditos de fomento, tecnología y ciencia, investigación y desarrollo.

Es preciso tener en cuenta, además, que el desajuste en la oferta de carnes se hará más notorio en 2.020 por los problemas sanitarios de China, lo que implica el incremento en el precio de todas las carnes.

El escenario para Colombia, al menos en el papel es positivo. China necesita carne: sí. El mundo tiene carne: no. Son atractivos los precios internacionales: sí. Colombia tiene inmensas posibilidades de ser proveedor de carne en el mercado chino y otros: sí. ¿Qué hace falta?

De un lado, generar confianza en los mercados para que compren nuestra oferta. Eso traduce recuperación del estatus sanitario, eficiencia en los procesos de movilización de animales, trazabilidad e identificación animal, cero contrabando desde Venezuela, diplomacia sanitaria y agenda comercial.

De otro lado, con la oportunidad abierta la oportunidad se toma. Implica esto entonces el mejoramiento de nuestra oferta exportable en materia de calidad, costo y eficiencia, responsabilidad de todos los eslabones de la cadena de valor.

Con un hato ganadero de 27 millones de animales la estrategia se traduce en que cada eslabón de la cadena y actor institucional haga las cosas bien. Hoy el mundo ofrece una inmensa oportunidad de mercado, y son pocos los países llamados a aprovecharla. ¿La aprovecharemos?