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La reorientación productiva de nuestra lechería

Por - 13 de Febrero 2019

Al hablar hoy de la ganadería colombiana diríamos que tiene un hato de 24 millones de animales, distribuidos en 25 millones de hectáreas de pastos, en donde la mayoría de sus animales se encuentra en actividades doble propósito, situación lógica después de las aperturas económicas de finales de los 70 y de inicios de los 90, que llevaron a la quiebra a muchos agricultores y que solo encontraron en la ganadería una actividad rentable.

Así las cosas, desde mediados de los 90 terminaron muchos predios agrícolas destinándose a actividades de producción de leche en el trópico bajo, tanto así que hoy del total de nuestro hato el 36 % de los animales se encuentra en actividades doble propósito, y a pesar de sus pequeños niveles de eficiencia contribuye con poco más del 54 % del total nacional, que en 2018 sumó 7.257 millones de litros.   Sin embargo, la situación del mercado de leche en Colombia es que de esos más de 7 mil millones de litros, la industria formal acopia al año tan solo 3.500 millones de litros, y que dada la condición de estacionalidad de su producción, los precios son irregulares con altos y bajos, a pesar de la protección que ha pretendido otorgar la Resolución 017 de 2012. Además si sumamos la tendencia creciente de importaciones, encontraremos un mercado sumamente desajustado.   ¿Cómo darle ajustes al mercado de la leche? De un lado por el lado de la demanda. Si los estratos 1 y 2 consumieran más lácteos seguramente se tendría un mejor equilibrio con la oferta actual. De otro lado, y en la misma línea del consumo, incrementar las exportaciones permitiría disminuir aparentes excesos de producción.   Pero también vale la pena evaluar alternativas desde el lado de la oferta. Si bien es claro que no se puede ordenar la producción por decreto, la única forma en que diferentes ganaderos estarían dispuestos a limitarla sería porque encontraron una actividad más rentable y atractiva. ¿Cuál? Producir carne bovina.   En otras palabras, el impulso del consumo interno y las exportaciones de carne, lo que no incluyen a los animales en pie, servirían no solo de motor para el mismo sector cárnico, sino también para el traslado de ganaderos del mercado de la leche al de la carne.    De hecho tal situación venía generándose hasta mediados de 2017, con el mayor dinamismo en la exportación de carne hacia Rusia, Medio Oriente y Norte de África, pero el tema sanitario por cuenta del retorno de la aftosa, trastocó la tendencia que se generaba.   Retornar el estatus sanitario de país libre de aftosa será fundamental no solo para “sacarle el jugo” al sector cárnico sino para reorientar al lácteo, pero además vale la pena pensar qué es lo que necesita el sector en materia competitiva ¿más lechería especializada, menos doble propósito? ¿O un doble propósito especializado cerca a los puertos de exportación? Alternativas existen, pero es necesario articular las tendencias que marca el mercado con las políticas públicas.