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¿Liberación o condenación?

Por Ariel Peña González - 10 de Agosto 2023

Los escándalos de corrupción demuestran que ese flagelo no tiene color político y ha sido practicado por diferentes sectores de la política y particulares

Los escándalos de corrupción, que han sacudido a Colombia desde siempre, demuestran que ese flagelo no tiene color político y ha sido practicado por diferentes sectores de la política y particulares, por lo que no se puede exculpar la corrupción porque miembros de otras facciones adversas la cometen.

Lo estamos viendo en la actualidad con el caso del hijo del presidente, en donde personas afectas al gobierno cogen la vía más fácil y mediante las redes sociales dispensan las actuaciones de corrupción que pueden estar ocurrido en la actualidad, con la corrupción que enemigos políticos realizaron en el pasado, lo que es un asalto a la sociedad, siendo eso un método marxista que justifica la violencia y la corrupción, porque ese par de males han sido efectuados por otros.

El apóstol San Pablo al discernir lo que era la corrupción como practica luciferina, afirmo: “porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” Romanos 8:21 y 22; en consecuencia, para sectores totalitarios, caso del marxismo leninismo que actualmente apoyan al gobierno de Gustavo Petro, históricamente tanto la violencia como la corrupción son tomadas como “formas de lucha”, para lograr la revolución y el socialismo.

En el Evangelio de San Juan 8:44, Jesús se refiere a Satanás como el padre de la mentira, diciendo: “Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira”. Por eso sin hacer mucho esfuerzo se puede concluir que, en los últimos dos siglos, por su forma falaz y matrera como ha engañado a diferentes pueblos e instituciones, a la estafa comunista del marxismo leninismo se le tiene que dar un carácter diabólico, así como lo señaló el Papa Pio XI en 1937 con la Encíclica Divini Redemptoris.

Es un ultraje a los principios cristianos el hecho de que la secta comunista totalitaria, se haya mimetizado en la Iglesia Católica, para promover la Teología de la Liberación, que es una patraña mas del marxismo, y así como usa diferentes disfraces para engañar, se inventa artificios para embaucar a personas despistadas, buscando confundir la Doctrina Social de la Iglesia con la perversa Teología de la Liberación.

Es inviable que la Teología de la Liberación agenciada por el comunismo, tenga algo que ver con la Doctrina Social de la Iglesia que es libertaria y que busca el bienestar de las comunidades fundamentada en la caridad cristiana, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia primitiva, que en el libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra: “y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común”, esa excepcional labor la realizaron los primeros cristianos hace 2000 años sin pretender alcanzar poder político.

La Teología de la Liberación se encuentra en la asimetría de la Doctrina Social de la Iglesia, porque hay que tener en cuenta que la encíclica Rerum Novarum promulgada por el papa León XIII el 15 de mayo de 1891, es una respuesta a la descristianización de los sectores proletarios impulsado por el marxismo, cuyo fundador planteó que la religión era el opio del pueblo, afirmación rechazada por el dirigente anarquista Mijaíl Bakunin, contradictor de Karl Marx en la Primera Internacional de los trabajadores, quien defendía su cristianismo Católico, por no tener elementos científicos para volverse ateo; así que una cosa es buscar la construcción del Reino de Dios y su justicia en la tierra, como antítesis de la opresión y el despotismo y otra revolver al cristianismo que es libertario con el comunismo totalitario. En Latinoamérica se distinguen por su militancia en la Teología de la Liberación desde que fue creada por URSS a través de la KGB, los obispos Sergio Mendes Arceo de México y Hélder Cámara de Brasil, a ellos los acompañaron los sacerdotes Camilo Torres de Colombia, Leonardo Boff y Frei Betto de Brasil, Miguel de Escoto y Ernesto Cardenal de Nicaragua junto a Gustavo Gutiérrez del Perú, entre otros, curiosamente todos ellos admiradores del sátrapa de Fidel Castro(1926-2016) el mayor asesino en la historia latinoamericana, lo cual significa que ni el amor cristiano ni la misericordia puede acompañar a quienes exaltan a un genocida de esa calaña, como lo fue el difunto dictador cubano.

En 1972 la Compañía de Jesús creó en Colombia el CINEP(centro de investigaciones y educación popular), con tendencia a la denominada izquierda, lo que podría suponer que dicha comunidad estaba buscando congraciarse con el marxismo, que con la perorata del materialismo histórico y la inevitabilidad a logrado asustar a muchos estamentos, pues esos esoterismos afirman que inexorablemente la humanidad pasara de capitalismo al socialismo, como paso del feudalismo al capitalismo, sin que cuente para nada la voluntad del hombre y por arte de magia, de ahí que Eduardo Bernstein líder de los trabajadores en la Segunda Internacional en el siglo XIX, se burlaba de los marxistas, por sus posturas supersticiosas, como si la historia fuera una repetición mecánica. Es insólito que los Jesuitas hayan creado dicho organismo influenciados por la Teología de la Liberación.

La Doctrina Social de la Iglesia no tiene que ver con la Teología de la Liberación, y a pesar de la manipulación marxista, el cristianismo católico después de 2000 años sigue su peregrinación atalayando el signo de los tiempos, para no caer en la trampa del enemigo y con la esperanza que da el señor Jesús cuando afirma: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. De donde también hay que recalcar las palabras del San Pablo en Romanos 8,1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu”.