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Los 53: la novela

Por José Félix Lafaurie Rivera - 05 de Junio 2020

Así puede leerse la llegada de 53 militares estadounidenses; como una novela por capítulos tejida por la izquierda y el centrosantismo, en el debate del Senado sobre la presunta violación del artículo 173 de la Constitución.

Así puede leerse la llegada de 53 militares estadounidenses; como una novela por capítulos tejida por la izquierda y el centrosantismo, en el debate del Senado sobre la presunta violación del artículo 173 de la Constitución. 

Ayudaron los medios, con imágenes de archivo de marines armados haciendo toda suerte de maromas de combate, cuando en realidad se trata de 53 oficiales y suboficiales de una Brigada especializada en asesorar a países aliados, en nuestro caso, en la lucha contra el narcotráfico, lo cual molesta a la oposición, porque en esa colada, junto a mafias nacionales y mexicanas, están las disidencias de las Farc, los elenos y, claro, el chafarote de la vecindad y su “cartel de los soles”; y detrás de todo, el sueño del socialismo bolivariano.

El capítulo del senador Bolívar respiraba mentiras. Según él, el Plan Colombia fracasó porque, a pesar de la inmensa inversión, las hectáreas de coca nunca disminuyeron. En 1999 había 134.000, 154.000 en 2015 y actualmente 211.000. Muy cierto, pero su malintencionada línea de tiempo se comió el 2010, cuando Álvaro Uribe le entregó el país a Santos con 47.000 y disminuyendo.

Petro, con su tonito ladino, concluyó que si el Gobierno no consultó al Senado es porque “hay algo que ocultar”, y en su novela imaginó un plan por el control mundial del petróleo y la dominación imperialista, que terminaría en la disolución de los Estados. No dijo que eso ya está sucediendo. Del Estado venezolano no queda nada, pero no por una intromisión americana, sino por la del nuevo comunismo ultracapitalista internacional de Rusia, China y su brazo terrorista iraní, que ya no quiere unir a los proletarios del mundo, ¡qué va!, sino chuparse el petróleo venezolano y consolidar una segunda Cuba más grande, para esponjarle las narices a Estados Unidos y desestabilizar esta parte del mundo. 

Sanguino malinterpretó a la embajada estadounidense, asegurando, sin duda alguna, que la estadía de los militares es “indefinida”, como entendió que su aporte a la “paz regional” no es la derrota del narcotráfico, sino alguna secreta operación contra Maduro.

¡Este país se respeta!, exclamó Avella, quien aseguró, recordando la libreta amarilla de Bolton, que no son 53 sino 5.000 soldados que, en su imaginación, ya están por todos lados, llegan a escondidas y no se sabe a dónde irán, que no harán aislamiento y, de contera, vendrán a violar mujeres impunemente. Mientras la escuchaba, pasaban por mi cabeza las heroínas de Rosa Blanca y los miles de mujeres violadas y humilladas impunemente por las Farc.

Cepeda se burló del ministro, lo acusó de mentiroso y advirtió, apocalíptico, que las Zonas Futuro y los PDET serán “arrasados” por esa presencia militar. ¡No! No son 53 asesores los que van a arrasar esas sufridas regiones; fueron sus camaradas quienes las arrasaron durante décadas, y son sus herederos narcotraficantes quienes las siguen arrasando.

No hay derecho a tanta imaginación retorcida y tan doble discurso, amparado en “la defensa de la soberanía”. El ministro, respetuoso, claro y enérgico, explicó que no hay “tránsito”, y menos de “tropas”, pues se trata de 53 oficiales en una acción de cooperación militar, con soporte en tratados binacionales y multilaterales, algo que ha sucedido en muchas ocasiones durante los últimos setenta años.

¿Cuál es la diferencia? Que es el gobierno Duque, decidido a retomar la guerra, suspendida durante ocho años, contra el narcotráfico que financia la violencia, que corrompe, que hoy sostiene a Maduro y es la esperanza de los Márquez y Santrich, que todavía sueñan con imponer su revolución bolivariana en nuestra patria.

@jflafaurie