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Los «nadies y la gente de bien»

Por Ariel Peña González - 19 de Diciembre 2023

El término «los nadies» —que utilizó Francia Márquez durante la campaña presidencial del 2022—, no es una creación de la actual vicepresidenta de Colombia; es del escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940…2015), que se caracterizó por sus ensayos fatalistas y miserabilistas.

El escritor Galeano fue el autor de Las Venas Abiertas de América Latina, que la han convertido en la cartilla de los comunistas con sus idiotas útiles.

Las Venas Abiertas de América Latina invita taxativamente a buscar una revancha histórica o un ajuste de cuentas por todas las injusticias que se han cometido en el continente por más de 500 años; ello le ha servido a los sectores progresistas y comunistas con sus diferentes disfraces, para estimular el resentimiento y la vindicta en contra de quienes supuestamente han ocasionado los desafueros, como si los actuales habitantes de los diferentes países de la región hubieran pedido nacer en esta parte del mundo o como si la historia fuera lineal y se repitiera de tiempo en tiempo.

El ensayo de Galeano se queda anclado en el pasado y pareciera que las vicisitudes que han vivido los pueblos nunca si pudieran superar, a no ser mediante la toma del poder político para imponer dictaduras sangrientas y así crear algo parecido a una vendetta; desconociendo que la mayoría de naciones han tenido que padecer sufrimientos, como le sucedió a las de África, Asia y a las Europeas; pero aprovechando que en Latinoamérica por el atraso conceptual e ideológico, se utilizan las aflicciones que padecieron sus habitantes en el pasado, explotan el resentimiento y desconocen la exactitud histórico de lo sucedido, buscando como lo dijimos anteriormente venganzas.

Así que el término los nadies, no es una cosecha colombiana, es una ocurrencia de Eduardo Galeano; valga decir que en la bienal de la Feria del Libro de Brasilia en el 2014, Galeano renegó de las Venas Abiertas de América Latina, afirmando que cuando escribió ese libro desconocía demasiado de lo que era la economía política y que por lo tanto el ensayo se había convertido en un panfleto aburrido.

Una expresión que utilizan los marxistas de mofa hacia los ciudadanos, es cuando mencionan a la gente de bien, pues la toman como un vilipendio en contra de las personas que no aceptan sus dogmas, porque antes de usar cualquier formulación acerca de dicha expresión, se debe de preguntar: ¿Cuál es la gente de bien?

Tenemos que concluir que es la que no les hace daño a sus semejantes, luego no son delincuentes y cumplen con la ley; encontrándose en ese rango cerca del 98% de la población colombiana de todos los estratos socioeconómicos, desde los más humildes, las capas medias y hasta muchos encopetados; de manera que cuando se menciona a la gente de bien por los marxistas, eso es un desaguisado que se presta no solo para burlas, sino que también se ofende a la inmensa mayoría de colombianos.

Dentro de la práctica marxista, se busca que los delitos desaparezcan, siguiendo las enseñanzas del comunista italiano Antonio Gramsci que tenía como estrategia cultural, lumpenizar a la sociedad para anularle los principios y valores en la moral y la ética, volviéndola más dúctil a un régimen totalitario que la pueda dominar con mucha más facilidad.

De manera que dentro de la semántica comunista hay que cambiar el significado de las palabras, para hacer la revolución, así que los vocablos y las expresiones son armas políticas, que tienen una intención malsana hacia la población, con el objetivo de sembrar la confusión, pescando en río revuelto para hacer posible las practicas totalitarias del comunismo.

Las expresiones «los nadies y la gente de bien», que utilizan las fuerzas oscurantistas del leninismo, tienen su origen en primer lugar con el escritor Eduardo Galeano y acerca de la gente de bien, hemos explicado que ello responde a un escarnecimiento en contra de toda la población colombiana, intentando asimilar la expresión con la oligarquía tradicional, lo cual es un despropósito, dado que cuando se habla del bien dentro del humanismo, se está exaltando a la población que de una u otra manera contribuye al desarrollo y progreso de la sociedad, dentro de un estado que debe representar a toda la ciudadanía como un conciliador de las contradicciones y, no como un instrumento para un programa político absolutista.