default

Malas influencias

Por - 01 de Marzo 2023

¿Todo vale por un like? No coma cuento…

¿Todo vale por un like? No coma cuento…

En días anteriores apareció en redes sociales el caso del niño que aparentemente realizaba operaciones matemáticas de una manera rápida y precisa. Lo que conocimos inicialmente, e ingenuamente, fue transmitido por un “influencer”, quien despertó la solidaridad de la comunidad con el fin de que, el niño en lugar de realizar ventas ambulantes en las calles lograra integrarse a la escuela.

Fue tanto el impacto mediático del video que se desbordó en su propio éxito llevándolo al fracaso, pues terminó sabiéndose que todo fue un fraude perfectamente diseñado, todo con el fin de obtener likes para el respectivo “influencer”.

Los mayores likes para un influencer significan que muchas personas ven sus contenidos, y a mayores vistas mayor facturación, pues diferentes patrocinadores están dispuestos en pautar en donde hay mayor circulación de vistas. Sin embargo, ese mercado de vistas y “me gusta” ha hecho que cualquier persona pueda catalogarse como “influencer” y salga a decir cualquier cosa incluso mentiras, calumnias, falsas narrativas, y mentiras que dichas tantas veces que se transforman en aparente “verdad”. ¿Todo vale por un like?

El sector ganadero e incluso agrícola y de producción de alimentos, de verdaderos alimentos; no es ajeno a tal exposición de falsas narrativas. De hecho, desde principio de siglo ha existido una estrategia sistemática para acusar a la ganadería de deforestador, contaminante, emisor de GEI, tratando de posicionar a los alimentos ultra procesados como la panacea de la nutrición.

De hecho, son tan solo ocho las grandes empresas multinacionales que producen y promocionan desde empaquetados hasta bebidas energizantes, pasando por cereales azucarados; y que sobre todo influyen estratégicamente en las políticas de alimentación regional y mercadean audazmente lo que ellos producen haciéndolo pasar como nutricionalmente adecuado.

En contravía cada vez más y más “influencers” o representantes políticos acusan a las producciones locales de alimentos de dañar al medio ambiente, deforestar y emitir grandes cantidades de GEI, o de no practicar bienestar animal ¿Existe un vínculo de financiamiento entre los grandes capitales de industrias “alimenticias” mundiales y estos personajes? ¿Los han visto en su entorno?

Evidentemente, el problema de la obesidad en el mundo empezó a incrementarse en la década de los ochenta, cuando la publicidad sobre azucarados y ultra procesados se incrementó y la red logística y estructura de precios bajos facilitó tener estos productos a la mano y en la mesa. En la medida en que dejó de comerse carne para reemplazarlo por cereales, y los jugos industriales reemplazaron la leche, nos volvimos más obesos.

Incluso nos han hecho pensar que el coco, la palma y la soya producen leche, y las comercializan sin sonrojarse con la etiqueta de saludable. Sumen que ahora las hamburguesas no llevan carne sino frijol o lentejas, aunque siguen llevando el mismo pan procesado.

En el entorno nacional no es diferente, solo evalúen la tarea de estos influencer y “lideres” políticos que también lo están haciendo, echándole la culpa a la vaca ¿quién los financia? Hace unos meses la SIC emitió la “Guía de buenas prácticas en la publicidad a través de influenciadores”, que tiene como objetivo que los ‘influencers’ difundan correctamente los mensajes con contenido comercial para que los consumidores no sean inducidos a error, engaño o confusión y que manifiesten quién los contrata.

Claro, en un país que libera a presos y negocia con delincuentes, menos interés hay en estar pendiente de los “influencers”, por lo que si vale la pena que no creamos todo lo que vemos, y solo validemos con mayores y mejores fuentes de información. Y segundo, nada más nutritivo que comer carne roja y tomar leche de vaca. Para lo demás no coma cuento…

@ojcubillosp