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Nuestra respuesta, mayor oferta

Por - 01 de Marzo 2023

En febrero de 2020, solo un mes antes del inicio de la pandemia en Colombia, el país recuperaba su estatus sanitario de país libre de aftosa. Tal condición permitió ir recuperando paulatinamente mercados que habían cerrado durante los meses anteriores.

En febrero de 2020, solo un mes antes del inicio de la pandemia en Colombia, el país recuperaba su estatus sanitario de país libre de aftosa. Tal condición permitió ir recuperando paulatinamente mercados que habían cerrado durante los meses anteriores.

El retorno del estatus sin duda incentivó el comercio internacional y por lo tanto a los precios del novillo gordo y flaco. Los precios nominales mejoraron, aunque los precios reales apenas lo hicieron desde mayo de 2021 hasta mayo de 2022, pues han vuelto a la baja.

La pregunta recurrente; tanto de ganaderos que se mantenían expectantes a que continuara mejorando su ingreso real, como de industria transformadora (no toda), que nos echaba las culpas de la subida del precio de la carne sin reconocer sus propias ineficiencias; era ¿hasta cuándo subiría el precio del novillo?

La respuesta se encontraba de manera lógica y sencilla en la economía de mercado y en los ciclos ganaderos. Efectivamente, los ganaderos como agentes racionales del mercado veían como el precio mejoraba y las exportaciones avanzaban. Ante estas buenas expectativas la mejor opción fue invertir.

Juiciosamente los criadores se pusieron en su tarea que empezó durante la misma pandemia. Preñez y gestación de hembras que daría sus primeros frutos a finales de 2020, y todo 2021 y 2022 para tener una nueva oferta que sería el producto de las decisiones tomadas en un escenario favorable ya hace más de dos años.

Mayor oferta de animales implica la normal reacción de los precios al buscar estabilidad de mediano plazo, de allí los bajonazos del último par de meses, pero también demuestra el compromiso del sector para seguir surtiendo la demanda interna y los destinos de exportación. En otras palabras, se demuestra la capacidad de la ganadería para ser más productiva y para aprovechar las dinámicas de mercado.

Seria una decisión lamentable que se restringiera ese aprovechamiento de mercados internacionales, al restringirse la exportación de carne y animales en pie, cuando el sector da la talla colocando más oferta, a sabiendas incluso de la contracción de los precios del novillo.

Y es que se debe tener en el radar que los frigoríficos (no todos), durante los últimos dos años han señalado que las exportaciones de animales en pie son las culpables del alza del precio de la carne al consumidor. Entre junio y julio se exportaron más de 24 mil bovinos vivos, aun así, el precio del kilo en pie del novillo gordo disminuyó 12,6% respecto a mayo, pero el precio de la carne se incrementó 3,9% frente al mismo mayo de 2022.

Si bien no somos el sector avicultor que puede dar respuesta en un par de meses, ni el porcino en unos meses más, el sector bovino con sus condiciones naturales para iniciar y terminar los ciclos de producción en un mayor horizonte sigue mostrando compromiso con la seguridad y soberanía alimentaria del país. Nuestra respuesta es mayor oferta y menores precios ¿cuál es la respuesta de la industria frigorífica (no toda) y de los expendios que comercializan carne?